Madagascar, la Iglesia dispuesta a mediar por el diálogo y la paz

Las protestas de los jóvenes de la Generación Z continúan en la isla del océano Índico. Antananarivo sigue asaltada mientras las fuerzas del orden reaccionan con gases lacrimógenos y balas. Monseñor Rosario Saro Vella, obispo de Moramanga: "La solución no es la violencia. Estamos dispuestos a buscar una salida con todas las partes involucradas". Gracias a León XIV por sus palabras de amor y cercanía.

Federico Piana- Ciudad del Vaticano

Una vez más, fueron sobre todo ellos quienes salieron a la calle, como viene ocurriendo continuamente desde el 25 de septiembre. También esta vez invadieron Antananarivo, conquistando el distrito central al que aún no habían conseguido llegar.

Un guión trágico

En la capital de Madagascar, también este miércoles ha sido otro día de movilización de la Generación Z, que lleva días sumándose a las protestas por la falta de electricidad y agua. Y también esta vez se repitió lo que se ha convertido en un trágico guión: las fuerzas de seguridad intentaron dispersar a los manifestantes utilizando gases lacrimógenos y balas, que, según los medios locales, fueron disparadas contra la multitud. Miles de manifestantes se congregaron también en la gran ciudad de Antsiranana clamando por una huelga general. Hasta el momento, la única cifra cierta de muertos procede de Naciones Unidas, que informa de al menos 22 muertos y un centenar de heridos desde que comenzaron las manifestaciones.

Pobreza absoluta

El intento del presidente, Andry Rajoelina, de calmar la cólera anunciando la dimisión en bloque del actual gobierno no ha tenido el efecto deseado, sino todo lo contrario. Los jóvenes -que no superan los 30 años-, junto con otras amplias capas sociales de la población, han seguido pidiendo la dimisión del propio presidente y denunciando la existencia de un sistema profundamente injusto y corrupto que no tiene en cuenta las necesidades de una nación clasificada por los organismos internacionales entre las más pobres del planeta: el Banco Mundial, en 2022, había constatado que casi el 75% de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza.

Más allá del agua y la luz

Las manifestaciones, que ahora van mucho más allá de las protestas por la falta de luz y agua, forman parte de lo que los propios manifestantes malgaches llaman "el viento de cambio que viene de Nepal", un país también sacudido por manifestaciones contra la corrupción, organizadas a través de las redes sociales, que han llegado incluso a Perú. "Nuestra gente nos repetía que simplemente teníamos que aceptar nuestro destino, pero cuando vimos que Nepal se había rebelado, nos dijimos: ahora ha llegado nuestro momento", afirman algunos jóvenes de la Generación Z.

Dispuestos a mediar

En esta delicada coyuntura, la Iglesia católica está dispuesta a buscar una solución pacífica y compartida. "Estamos dispuestos a mediar entre las partes para restablecer el diálogo. La solución no es ciertamente la violencia, porque la violencia genera más violencia", declaró a los medios de comunicación vaticanos monseñor Rosario Saro Vella, obispo de la diócesis de Moramanga. Desde hace décadas, las instituciones eclesiásticas intentan ser la conciencia crítica de la nación luchando contra todas las desigualdades e iniquidades: "Siempre hemos subrayado que la situación económica y social se ha vuelto inaceptable, que hay que impedir que las riquezas del subsuelo se vayan a otra parte, que es profundamente falso que haya una pequeña parte de la población que tiene mucho y la gran mayoría que no puede ni siquiera cubrir sus necesidades básicas, como la alimentación y la salud".

Respeto y firmeza

Todos los documentos de la Conferencia Episcopal, asegura el prelado, "son muy respetuosos con las autoridades, pero también muy claros, directos, críticos. Incluso hacia los jóvenes, a los que hemos dicho: sus reivindicaciones son justas, pero les pedimos que eviten la violencia para hacer valer sus derechos'.

El abrazo del Papa

Las palabras que el Papa León XIV pronunció este miércoles durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro para expresar su dolor y pedir al mundo oraciones para que se eviten los enfrentamientos y prevalezca la concordia tocaron profundamente el corazón de monseñor Vella y el de toda la Iglesia local: "El Papa ha captado plenamente nuestros deseos, nuestras aspiraciones: unirnos para promover la justicia y el bien común".

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02 octubre 2025, 11:59