Monseñor Massimiliano Palinuro, Vicario Apostólico de Estambul Monseñor Massimiliano Palinuro, Vicario Apostólico de Estambul 

León XIV en Turquía: Donde la Iglesia vuelve a sus orígenes

Monseñor Massimiliano Palinuro, Vicario Apostólico de Estambul, describe la comunidad de su distrito eclesiástico, hogar de aproximadamente 40.000 católicos, parte de los 60.000 presentes en la nación euroasiática. Una pequeña minoría en un contexto predominantemente musulmán, en el lugar donde Angelo Giuseppe Roncalli fue vicario de 1934 a 1944. «Despojados de poder y visibilidad, somos una familia de hijos de Dios».

por Massimiliano Palinuro*

En el saludo que el Patriarca armenio me dirigió durante la celebración inaugural de mi ministerio episcopal en Estambul, dijo: «Nuestras comunidades cristianas en Turquía (Türkiye) son pequeñas, pero hasta un diamante es pequeño. Lo más valioso siempre es pequeño». Esta es la Iglesia que el Papa León visitará en su primer viaje apostólico, una Iglesia pequeña pero preciosa, fecunda como una diminuta semilla capaz de generar nueva vida.

Monseñor Massimiliano Palinuro, Vicario Apostólico de Estambul y Administrador Apostólico de Constantinopla.
Monseñor Massimiliano Palinuro, Vicario Apostólico de Estambul y Administrador Apostólico de Constantinopla.

Una Iglesia tan pequeña como un grano de sal

Turquía desempeña un papel importante en la complejidad de nuestro mundo actual. Puente entre Oriente y Occidente, encrucijada de pueblos y religiones, mosaico de culturas y tradiciones, esta tierra ha sido llamada con razón la «Tierra Santa del Nuevo Testamento». Es la patria del apóstol Pablo y, al menos, seis apóstoles predicaron aquí el Evangelio. Aproximadamente una cuarta parte del Nuevo Testamento se inspiró aquí, y fue aquí, en Antioquía, donde los discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez. Aquí se encuentran las tumbas de los apóstoles Juan y Felipe, y la casa de María en Éfeso. Los primeros ocho concilios se celebraron aquí y, a través de las enseñanzas de los grandes Padres de la Iglesia, la teología cristiana encontró su verdadera forma.

Sin embargo, después de dos milenios, la Iglesia aquí es sólo una minoría pequeña y frágil, como un puñado de levadura, como un grano de sal.

Dos tercios de los aproximadamente 60.000 católicos de Turquía residen en el Vicariato Apostólico de Estambul. Este vicariato abarca la parte europea del país y la parte asiática, llegando hasta Ankara. La presencia de la Iglesia católica latina es muy antigua y estuvo ligada durante mucho tiempo a la presencia de comunidades extranjeras que llegaban aquí con fines comerciales.

El Reino Latino, fundado tras la Cuarta Cruzada (1209), condujo a la creación del Patriarcado Latino de Constantinopla, que sobrevivió como sede titular hasta tiempos recientes.

La supresión definitiva del Patriarcado, querida por San Pablo VI, marcó un ulterior paso significativo hacia la plena unidad con la Iglesia Ortodoxa.

La comunidad católica, de hecho, durante los dos últimos siglos, estuvo dirigida por un vicario patriarcal, que más tarde se convirtió en vicario apostólico.

Cristianos: El 0,6% de la población

El siglo pasado ha presenciado un drástico descenso del número de cristianos. En 1915, el 35% de la población del país aún era cristiana, mientras que hoy en día solo representa el 0,6%. Actualmente, la comunidad católica latina del vicariato está compuesta por poco más de 10.000 fieles locales y, aproximadamente, 30.000 fieles extranjeros, refugiados o migrantes. Además de los latinos, aproximadamente 8.000 católicos armenios, caldeos y siríacos viven en tres ordinariatos que extienden su jurisdicción por toda Turquía. Otros 10.000 fieles latinos residen entre la Arquidiócesis de Esmirna y el Vicariato de Anatolia.

 La Gran Mezquita de Santa Sofía, Estambul.
La Gran Mezquita de Santa Sofía, Estambul.

Una comunidad arraigada en sus orígenes

La pequeña comunidad católica, con sus cuatro ritos, junto con las comunidades cristianas no católicas aún más pequeñas, existe en un contexto predominantemente musulmán. Aquí, en un contexto minoritario, la Iglesia regresa a sus orígenes, aprendiendo a ser sal y levadura. Despojada de poder y visibilidad, la comunidad de los discípulos de Jesús retoma su identidad original: la de una Iglesia como «familia de hijos de Dios». De hecho, nuestras comunidades a menudo se asemejan a pequeñas iglesias domésticas, como en los primeros tiempos del cristianismo, donde cada persona es importante y nadie se siente excluido.

En nuestras asambleas, nos reunimos creyentes de decenas de naciones, y nos vemos obligados a hablar diferentes idiomas para que el milagro de Pentecostés se renueve y cada uno pueda escuchar la Palabra salvadora resonar en su propia lengua. Distintos pueblos, con diferentes culturas y tradiciones litúrgicas, se unen para formar el único pueblo de Dios, la única familia de los hijos de Dios. Obviamente, no todo es idílico. En un contexto eclesial tan diverso, no faltan momentos de tensión. Sin embargo, el hecho de que todos nos encontremos en una situación minoritaria y vulnerable en un contexto difícil casi nos "obliga" a caminar juntos y apoyarnos mutuamente.

Por esta misma razón, aquí en Estambul, y en toda Turquía en general, el camino ecuménico avanza con mayor rapidez que en otros lugares. Precisamente aquí, donde, por razones puramente humanas, comenzó la gran ruptura entre el Oriente ortodoxo y el Occidente católico, también se vislumbran los primeros signos de reconciliación.

Angelo Roncalli, Papa Juan XXIII, fue canonizado el 27 de abril de 2014 por el Papa Francisco.
Angelo Roncalli, Papa Juan XXIII, fue canonizado el 27 de abril de 2014 por el Papa Francisco.

El futuro Papa Roncalli dirigió el Vicariato durante diez años

En Estambul, este camino de reconciliación comenzó con Angelo Giuseppe Roncalli, el futuro Papa Juan XXIII, quien dirigió el Vicariato de Estambul durante diez años, de 1934 a 1944. Poco después, surgió otro "profeta del ecumenismo" del lado ortodoxo, el Patriarca Atenágoras. Tras él, este camino continuó con sus sucesores, Demetrio y Bartolomé.

En los últimos tiempos, también se han abierto nuevos caminos para la proclamación y el testimonio del Evangelio. Aquí, por necesidad, la cruz no se blande, sino que se lleva con fe. Aquí el Evangelio se susurra de corazón a corazón, y la Palabra de Dios se testimonia con la coherencia de vida. Sí, a pesar de todo, también aquí el Evangelio, en su pureza, fascina y atrae. Aquí, como en cualquier otro lugar de la tierra, quienes buscan la verdad la encuentran en Jesús. Aquí el servicio caritativo de la Iglesia, especialmente dirigido a los numerosos refugiados y migrantes, no puede hacer distinciones y debe evitar cualquier ostentación. Y el testimonio de la caridad incondicional se convierte, sin quererlo, en una preparación para el Evangelio.

 Preparativos para la llegada del Papa León XIV a Iznik, nombre actual de la antigua Nicea.
Preparativos para la llegada del Papa León XIV a Iznik, nombre actual de la antigua Nicea.

Un diálogo fraterno, lleno de respeto

También en el diálogo fraterno con los musulmanes experimentamos la obra de la Gracia y vemos signos de esperanza, especialmente en el diálogo como camino de crecimiento en el respeto mutuo.

La visita del Papa León fue recibida con especial respeto y apoyada por las autoridades civiles, que incluso previeron la creación de un parque arqueológico en Nicea, hoy Iznik, para celebrar el lugar del Primer Concilio. El presidente Recep Tayyip Erdoğan también se aseguró de que la misa de clausura de la visita se celebrara en un lugar con capacidad suficiente para los fieles, cubriendo al mismo tiempo los considerables gastos.

Los cristianos son generalmente respetados y protegidos, y la constitución turca garantiza la libertad religiosa.

La visita de León XIV también se inscribe en este marco de respeto y aprecio. Que esta visita nos anime, por tanto, a perseverar en el seguimiento del Señor Jesús y a mirar al futuro con confianza.

*Vicario Apostólico de Estambul

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27 noviembre 2025, 13:46