Obispos de México: El pesebre, fuente de esperanza

Alvaro Vargas Martino - Ciudad del Vaticano

Con el “corazón lleno de alegría y esperanza”, los obispos de México dirigen al país su Mensaje de Navidad y Año Nuevo, titulado “Del pesebre a la esperanza”, recordando que hace unas semanas compartieron un mensaje como pastores que caminan con el pueblo “ante tantos desafíos no resueltos” de la patria. “Hoy queremos hablarles desde otra mirada: desde el silencio del pesebre, desde la contemplación del misterio de esa noche que nos envuelve a todos con renovados sentimientos de asombro y esperanza”, resaltan los prelados, invitando a abrirle el corazón a Cristo.

“Que en la Nochebuena y el día de Navidad dejemos que la presencia de Cristo ilumine nuestro corazón herido por la discordia y el Niño de Belén nos recuerde que somos profundamente amados por Dios y que nunca nos abandona en medio de nuestros anhelos y sufrimientos”, exhortan los obispos, quienes se dirigen a las familias, subrayando que “la familia es el santuario que Dios eligió para hacerse presente en la historia” y es “el lugar sagrado donde la vida se comunica, se recibe y se ama”. Y recuerdan que, en su homilía durante la Santa Misa con ocasión de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, el Papa León XIV elevó esta súplica a María: “Fortalece a las familias: que, siguiendo tu ejemplo, los padres eduquen con ternura y firmeza, de modo que cada hogar sea escuela de fe”.

“A ustedes, familias mexicanas, que enfrentan tantas tormentas e incertidumbres, les decimos en esta Navidad: miren nuevamente al pesebre. Ahí está la respuesta que Dios nos ofrece. El amor sencillo, fiel y cotidiano, es más fuerte que cualquier amenaza”, recalcan los obispos, quienes citan otras palabras de la homilía del Papa, cuando dijo: “como hijos, nos dirigiremos a ella para preguntarle: ‘Madre, ¿qué debemos hacer para ser los hijos que tu corazón desea?’. Ella, fiel a su misión, con ternura nos dirá: «Hagan lo que Él les diga»”.

“Aquí está la orientación definitiva de nuestra vida, hacer lo que Cristo nos pide: Amar a Dios poniendo en Él toda nuestra confianza; vivir como hermanos superando toda confrontación, buscar la verdad y realizar el bien alejándonos de la mentira y el mal. No hay otro camino”, enfatizan los prelados mexicanos, quienes recuerdan que en este año que comienza se cumple un siglo desde cuando muchos hermanos comenzaron a sellar con su sangre la confesión de fe: “¡Viva Cristo Rey!”. “No era un grito de guerra, sino de amor. Amor a Cristo, amor a la libertad religiosa, amor a una patria donde se pueda vivir la fe sin temor”, resaltan.

"Que 2026 sea un año de gracia, que sigamos construyendo, piedra sobre piedra, esa ‘Casita Sagrada’ que María pidió en el Tepeyac” para “que seamos un México donde Dios sea ensalzado, donde su amor sea puesto de manifiesto, donde cada hijo suyo encuentre un hogar”, concluyen su mensaje los obispos mexicanos.