El Papa: la oración comunitaria crea lazos y une para siempre

Vatican News

"Han pasado cerca de dieciocho años desde que se fue por una enfermedad repentina y fulminante, pero parece que fue ayer. Era un muchacho de prometedoras esperanzas, tanto en la escuela como en el fútbol que practicaba desde niño". Quien escribe al Papa sobre su primogénito Domenico Maria, fallecido a la edad de 12 años, es Francesco, quien desde las páginas de la edición de octubre de la revista mensual "Piazza San Pietro", la revista editada por la Basílica Vaticana y dirigida por el padre Enzo Fortunato, expresa "un recuerdo... para que Dios, en Su infinita bondad y misericordia de Padre", acoja a su hijo en el Reino de los Cielos.

"Es nuestra esperanza que Domenico Maria esté en el Cielo con Jesús y la Virgen, e interceda por su familia", responde León XIV, quien exhorta a orar "por él" y "con él" y explica que "la oración auténtica, al igual que el deporte auténtico, practicada en conjunto, crea lazos y une para siempre". A Francesco, que describe el homenaje de los compañeros de equipo y amigos de su hijo, quienes se alinearon, tras su muerte, "en el campo de juego, donde lo habían elegido 'Capitán'", el Pontífice explica que "lo importante es permanecer siempre conectados con el Señor, atravesando el dolor más grande con la ayuda de Su Gracia, que siempre llega".

En el centro de la respuesta del Obispo de Roma, un profundo aliento dirigido a Francesco y a su familia, e indirectamente a todos los padres que viven el mismo calvario: «Vuestra vida, unida a la de Domenico Maria, es un gran ejemplo para todos los padres y madres que no logran levantarse del dolor inmenso de la pérdida de un hijo", escribe, añadiendo que "nuestro horizonte está siempre iluminado por el amor de Dios, con quien caminamos juntos". Es el Bautismo el que "introduce en la comunión con Cristo y otorga la vida verdadera" y nos compromete "a renunciar a una cultura de la muerte muy presente en nuestra sociedad", aclara el Papa, quien asegura: la última palabra no la tiene la muerte sino la resurrección, "que no conoce el desánimo y el dolor que nos aprisiona en la dificultad extrema de no encontrar un sentido a nuestra existencia". Finalmente, al firmar su bendición, el Sucesor de Pedro asegura oraciones por Domenico Maria y por todos "los jóvenes fallecidos prematuramente".