El Papa: el santuario de Pompeya, fortaleza de una paz que hay que defender

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El amor activo de María desde la casa de Nazaret hasta el Calvario «encuentra continuidad y se prolonga en su cuidado por los humildes, los pobres, los débiles, en su compromiso constante por la paz y la concordia social». Es un pasaje de la carta en latín escrita por el Papa con fecha del 7 de octubre, memoria de la Santísima Virgen del Rosario, dirigida al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, a quien el pasado 12 de septiembre León XIV nombró legado pontificio para las celebraciones del 13 de noviembre en el Santuario de Pompeya. Celebraciones que tienen lugar con motivo del 150 aniversario de la llegada de la icona de la Virgen del Rosario.

En el texto, el Pontífice recuerda aquel acontecimiento del 13 de noviembre de 1875 en el entonces «desolado» valle, llamado así por el estado de abandono y desolación en que se encontraba la zona a la que había llegado unos años antes Bartolo Longo, fundador años más tarde del Santuario de Pompeya. Las celebraciones de este año se producen casi un mes después de la canonización del «benefactor de la humanidad», como lo definió el Papa en la homilía de la misa del pasado 19 de octubre. Desde aquel día de noviembre de hace 150 años, el vínculo entre la Virgen y los fieles se ha vuelto único «gracias a la amorosa obra del nuevo santo Bartolo Longo, cuyos comienzos, aparentemente tan humildes —escribe el Papa—, traían en su seno el inicio de grandes obras de caridad, que están ante los ojos de todos».

«Convertido en la fortaleza suprema de esa Paz que constantemente hay que ganar y defender, hemos sabido —se lee en el texto— que el espléndido Templo del Valle de Pompeya se prepara con ánimo agradecido para renovar la memoria de los 150 años de la llegada de la imagen de la Santísima Virgen». Por este motivo, a petición de monseñor Tommaso Caputo, arzobispo prelado de Pompeya y delegado pontificio para el Santuario de la Santísima Virgen María del Santo Rosario, el Papa ha decidido enviar al cardenal Parolin. Entre sus tareas, presidirá la celebración eucarística, bendecirá a los fieles y a los huéspedes de las obras de caridad «exhortándoles a que, en este Templo de la fe y la caridad, construido gracias al esfuerzo de tantos hombres, desarrollen —escribe el Papa León— el alma cristológica y contemplativa del Rosario, según el impulso ofrecido por el reciente santo Bartolo y promovido por nuestro predecesor León XIII, el Papa del Rosario».