60 años de Nostra Aetate: De la semilla al gran árbol de la esperanza
Monika Stojowska y Paweł Rytel-Andrianik
El diálogo interreligioso necesita mayor espacio en el ámbito internacional, en el proceso de desarrollo de estrategias de acción, ya que la religión desempeña un papel importante. El cardenal George Koovakad, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, habló con los medios del Vaticano. Recientemente, intervino en el seminario internacional «Nostra Aetate 60 años después», organizado en Roma, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, los días 18 y 19 de noviembre, en presencia de representantes de diversas religiones de numerosos países. Además de la universidad pontificia, el evento contó con la colaboración del Instituto Universitario Abarbanel de Buenos Aires, el Centro Abraham J. Heschel para las Relaciones Católico-Judías de la Universidad Católica Juan Pablo II de Lublin y la Embajada de Argentina ante la Santa Sede.
La religión mueve el corazón
Judíos, musulmanes, budistas y católicos debatieron sobre el papel de la religión y su capacidad para impulsar la paz. Los participantes de la conferencia también tuvieron la oportunidad de visitar la Gran Sinagoga, ubicada en el antiguo Barrio Judío, y la Gran Mezquita de Roma. Durante el seminario, los debates se centraron, entre otros temas, en el impacto que la Declaración Nostra Aetate del Vaticano II puede tener en la reconciliación.
«Todos los conflictos y demás problemas tienen su raíz en la falta de paz, justicia y reconciliación. Los líderes religiosos desempeñan un papel fundamental en el mundo, ya que pueden contribuir a la construcción de la paz», observó Philip Goyret, profesor de Santa Croce y coorganizador del seminario internacional.
Grandes figuras de la reconciliación
Hiroshi Munehiro Kiwano, nieto de Nikkyo Niwano, quien participó en la redacción de la declaración Nostra Aetate por invitación de Pablo VI , compartió los recuerdos y el mensaje de su antepasado. «Los cristianos», dijo, «rezan por los budistas, y los budistas rezan por los cristianos. Necesitamos más días como este en el futuro». También se recordó a otras figuras importantes que contribuyeron a la redacción del documento conciliar.
«El rabino Abraham Joshua Heschel, junto con el cardenal Augustine Bea, fueron figuras clave en la conducción del diálogo cristiano-judío durante el Concilio Vaticano II», recordó el rabino Ariel Stofenmacher, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano de Buenos Aires y fundador del Instituto Universitario Isaac Abarbanel. El rabino calificó el seminario en sí como «un claro testimonio de la profunda confianza que se ha desarrollado entre la Iglesia católica y el judaísmo en los últimos sesenta años. Esta relación ha madurado gracias a la participación de papas y rabinos en la profundización del diálogo».
Misericordia que une a las personas
El imán Nadir Akkad, de la Gran Mezquita de Roma, explicó los principios fundamentales del islam y su papel en la sociedad. Destacó que la palabra "misericordia", tan frecuente en el Corán, también está presente en otras religiones y une a las personas. Al responder preguntas, señaló que existen muchos prejuicios sobre el islam porque la gente aprende sobre esta religión en los periódicos y no ha leído el Corán, y animó a profundizar en cada fe basándose en las fuentes.
Nostra Aetate , un documento innovador y actual
El simposio concluyó con una presentación del cardenal Koovakad, quien examinó la situación global del diálogo interreligioso. «Hace más de medio siglo», declaró, «se plantó una semilla de esperanza para el diálogo interreligioso. Su presencia hoy es testimonio de que esta semilla se ha convertido en un árbol grande con magníficas ramas. El espíritu de la Declaración Nostra Aetate es hoy más necesario que nunca». Según el cardenal, Nostra Aetate , fruto de la colaboración con representantes de diversas confesiones, ha fomentado un compromiso con el diálogo, destacando como un documento pionero de importancia mundial.
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