De las calles a la esperanza: Amani Children's Family Primary School
Sor Christine Masivo, CPS
La escuela primaria Amani Children's Family se ha convertido en una casa para muchos niños de la calle, a menudo etiquetados como "chokoraa", un término para los jóvenes sintecho que vagan por las calles de Nairobi con sacos cargados sobre la espalda, buscando sobras de comida y esnifando pegamento para adormecer su dolor, los traumas y el hambre.
Las raíces de este centro que cambia la vida, gestionado por las Hermanas Misioneras de la Preciosa Sangre, se remontan a 1983, cuando sor Damiana, a quien los niños cariñosamente la llamaban "Shosh" (abuela), fue testigo del insoportable sufrimiento de las jóvenes almas que vivían sin comida, casa o ropa en la dura realidad de las calles.
Movida por la compasión, sor Damiana ha lanzado un programa de ayudas alimentarias, ofreciendo dos comidas al día, entre las cuales una sencilla pero salvadora mezcla de maíz y judías conocida como "githeri". Para estos niños, decir maná del cielo era poco, era una señal de que le importaban a alguien.
Pero sor Damiana y las hermanas pronto se dieron cuenta de que la comida no era suficiente. Los niños necesitaban educación, esperanza y una salida a la vida de la calle. Con recursos limitados, las hermanas iniciaron a enseñarles a contar y escribir, usando la tierra como primera pizarra. Gracias a benefactores que creían en su misión, libros y bolígrafos sustituyeron pronto a la tierra polvorienta, marcando el inicio de la educación formal para estos niños olvidados.
Las realidades desgarradoras inspiran la transformación
Cada niño del Amani Children's Family Primary School lleva consigo una historia dolorosa. Muchos han huido de casas marcadas por la violencia doméstica, solo para afrontar realidades aún más duras por las calles. Algunos han nacido y crecido ahí, mientras otros han perdido a uno de sus padres y no tenían nadie que cuidara de ellos. Para muchos, sobrevivir significaba pedir limosna y no tener nunca suficiente para comer. Algunos proceden de familias que luchan contra la pobreza y el alcoholismo, donde los padres no pueden o no quieren brindarles cuidados.
Cuando las hermanas acogen a estos niños, el primer paso es la rehabilitación. Durante seis meses reciben apoyo para superar la dependencia del pegamento y la mentalidad de supervivencia de la vida de la calle. Poco a poco, les introducen en una rutina estructurada, donde la educación y el crecimiento personal se vuelven centrales. Una vez rehabilitados, son incluidos en niveles escolares adecuados, con el pleno apoyo de las hermanas y de los asistentes sociales.
Además de los profesores, las hermanas trabajan para reintegrar a los niños en la sociedad: algunos se reúnen con los parientes, otros encuentran una casa permanente en la comunidad de Kawangware. Para aquellos que sobresalen, las hermanas, con la ayuda de patrocinadores locales e internacionales, garantizan el acceso a la educación secundaria e incluso superior. Muchos se han convertido en profesionales, rompiendo el ciclo de pobreza y desesperación.
De las calles al éxito
Sor Vienda, una de las hermanas comprometidas en el centro, testimonia el duro trabajo y la determinación de los niños. A lo largo de los años, ha afirmado, la Amani Children's Family Primary School ha generado individuos excepcionales: un abogado, un arquitecto, un farmacéutico y un estudiante de medicina que actualmente está estudiando en la Universidad de Nairobi.
Quizá la historia más conmovedora es la del profesor, ahora miembro del equipo, que vivía como un chico de la calle antes de que las hermanas le salvaran. Hoy, es un orgulloso profesor precisamente en la institución que lo salvó.
Un enfoque holístico de la esperanza
Este centro hace mucho más que educar: nutre talentos, infunde valores espirituales y promueve un sentido de pertenencia. Música, danza y acrobacias han abierto las puertas a becas, trabajos y medios de subsistencia para algunos.
Las hermanas ofrecen cuidados holísticos, asegurando que cada niño reciba el amor y la guía para soñar de nuevo. Para ellos, Amani es más que una escuela: es una familia, un refugio seguro y un trampolín de lanzamiento hacia un futuro más luminoso.
A través de su compromiso inquebrantable, las hermanas demuestran que ningún niño está fuera de la redención. Son testigos vivientes de que el amor, la educación y la fe, también los más olvidados pueden superar sus circunstancias.
La Amani Children's Family Primary School sigue su misión y permanece un faro de esperanza: ofrece a cada niño la posibilidad de construir un futuro de promesas y dignidad, independientemente de su pasado.
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