Décima Copa de la Fe en Colombia: una fiesta deportiva con espíritu evangelizador
Yamile López - Ciudad del Vaticano
Desde hace diez años los sacerdotes colombianos interrumpen por unos días sus labores pastorales y convierten el fútbol, el deporte rey, en el motivo para vivir momentos de fraternidad, comunión y evangelización. La Copa de la Fe es la cita anual, un torneo que se ha fortalecido en cada nueva versión y que este año ha traspasado las fronteras para recibir también a delegaciones diocesanas de otros países.
Del 8 al 12 de septiembre la Diócesis de Armenia, corazón cafetero de Colombia, recibió a un total de 640 sacerdotes organizados en 28 delegaciones, entre ellas tres internacionales: Ecuador, Venezuela y México; para demostrar que el deporte es ante todo una fiesta pacífica, de unidad y de comunión que convoca a fieles, une parroquias y comparte el testimonio evangelizador.
El fútbol como una fiesta de unidad diocesana
La inauguración de la Copa de la Fe 2025 se realizó en la tarde del 8 de septiembre, cuando cada delegación desfiló por las calles de la ciudad sede y recibió el saludo de los habitantes y la bienvenida de Monseñor Carlos Arturo Quintero Gómez, Obispo de Armenia, quien destacó el espíritu de fraternidad que inspira el evento.
Los encuentros futbolísticos convocaron a muchos fieles y a las delegaciones que acompañaron a sus respectivas diócesis en los diferentes estadios dispuestos por la organización. Poco a poco la competencia avanzaba y se observaba el nivel competitivo de los sacerdotes. Al final, la Arquidiócesis de Popayán se coronó campeona, mientras que la Arquidiócesis de Guadalajara, México, obtuvo el subcampeonato en un partido vibrante que reflejó el alto nivel competitivo y el espíritu de fraternidad entre naciones.
“Callejeando la fe”: llevando la fe a cada hogar
Si bien el deporte fue el motivo de unidad, la Copa de la Fe también incluyó la estrategia “Callejeando la fe”, en la que los 640 sacerdotes visitaron las diferentes parroquias de la Diócesis de Armenia, realizaron salidas misioneras hacia la población vulnerable, compartieron espacios de evangelización, educación, sensibilización, momentos de reflexión, confesiones, comunión y visitas a los enfermos para entregar esperanza y la cercanía a quienes más sufren.
La Copa de la Fe, fue posible al esfuerzo y apoyo de muchas entidades, lo que ha permitido su consolidación como el encuentro deportivo-sacerdotal más importante del continente. Para sus organizadores, más allá de los resultados deportivos, el evento dejó como legado un mensaje de paz, fraternidad y comunión eclesial, destacando el valor del deporte como instrumento para fortalecer los lazos entre sacerdotes y comunidades. La presencia internacional enriqueció el carácter misionero del encuentro, que se convirtió en un signo visible de Iglesia sin fronteras y en salida, donde la fe se vive también en la cancha, en los medios y en las calles.
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