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Los participantes del evento en Asís, Italia. Los participantes del evento en Asís, Italia. 

La Iglesia de Asís llama a la transición ecológica

Ocho siglos después del Cántico de las Criaturas y diez años después de la Laudato si’, las organizaciones católicas y las comunidades franciscanas relanzan su compromiso con un futuro sostenible, promoviendo valores éticos, solidaridad y atención a los más vulnerables.

Sara Costantini - Ciudad del Vaticano

Con motivo del 800 aniversario del Cántico de las Criaturas de San Francisco y del décimo aniversario de la encíclica Laudato si', el Movimiento Laudato Si', junto con el Sagrado Convento de San Francisco, las Familias Franciscanas, la Diócesis de Asís y 40 organizaciones católicas, ha difundido un llamamiento para reforzar la responsabilidad individual y colectiva en la transición ecológica: «El cambio comienza con nosotros, y no termina con nosotros».

Del Cántico al grito de la Tierra

Fra Marco Moroni, custodio del Sacro Convento, ha recordado las palabras del papa Francisco en la encíclica: «Por nuestra culpa, miles de especies no darán gloria a Dios con su existencia» (LS 33). El contraste es fuerte: hace ocho siglos, san Francisco invitaba a todas las criaturas a unirse en el canto de alabanza; hoy, los hombres y las mujeres están llamados a responder al grito de una Tierra herida. No se trata de una simple llamada ética, sino de una vocación espiritual, «porque —afirman los promotores— la verdadera energía renovable nace de la fraternidad, del cuidado mutuo, de la escucha».

La conversión integral para el futuro

El llamamiento invita a una «conversión integral, personal y comunitaria», capaz de entrelazar el medio ambiente, la economía, la sociedad, la política y la espiritualidad. Subraya la urgencia de promover una «transición ecológica desde abajo», como también se recuerda en la Evangelii Gaudium, y de desarrollar una conciencia crítica e informada para reconocer el valor de un patrimonio tan precioso como frágil. «Cuidarlo —observan los firmantes— no es solo un deber hacia la Tierra, sino un gesto de amor hacia el futuro y un signo de solidaridad hacia los más vulnerables, aquellos que ya hoy sufren más los efectos de la crisis climática». Emiliano Manfredonia, presidente de la ACLI (Asociación de Trabajadores Cristianos Italianos), lo expresó con claridad: «Las guerras nacen del acaparamiento de recursos y de las desigualdades. Solo juntos, con una forma de pensar diferente, seremos capaces de construir la amistad social y la paz».

La comunidad como laboratorio de esperanza

El llamamiento no solo se dirige a las altas esferas institucionales, sino sobre todo a las comunidades locales, parroquias, asociaciones y movimientos. Es allí donde la conversión toma forma concreta: en los gestos cotidianos, en la atención a los más frágiles, en la capacidad de vivir con sobriedad y responsabilidad compartida. «Nuestro sí —afirma el llamamiento— comienza en el patio de nuestra casa, en nuestra comunidad, en los lugares de la vida cotidiana». Las palabras de Francesco Scoppola y Roberta Vincini, presidentes de AGESCI (Asociación de Guías y Scouts Católicos Italianos), resuenan con el mismo espíritu: «Como guías y scouts, siempre hemos sido parte activa de ese cambio que pone en el centro el cuidado, la justicia y la paz».

El método del diálogo

«De los debates al diálogo, de las palabras a los hechos»: no es solo un eslogan, sino un cambio de paradigma. La socióloga Marianella Sclavi recordó que el diálogo no es un choque de opiniones, sino el arte de escuchar y la búsqueda compartida. Es un método evangélico, que recuerda la invitación del papa León XIV en su primer saludo: « Ayudadnos también vosotros a tender puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos a todos para ser un solo pueblo en paz».

Un desafío cultural y espiritual

La contribución de los científicos ha puesto aún más de manifiesto la urgencia. Marco Marchetti, catedrático de Planificación Ecológica del Territorio de la Universidad La Sapienza de Roma, advirtió que el sistema energético evoluciona demasiado lentamente, mientras que las emisiones siguen aumentando. Luca Mercalli, climatólogo y presidente de la Sociedad Meteorológica Italiana, añadió que «la tecnología por sí sola, si no está guiada por la ética, no será suficiente para garantizar una paz duradera con la naturaleza». Sin embargo, entre las dificultades, surge un soplo de esperanza. Massimiliano Costa, presidente del MASCI (Movimiento de Adultos Scouts Católicos Italianos), habló de la responsabilidad como vocación: «Ser parte de un todo más grande. Testigos de la esperanza, que para nosotros no es optimismo, sino la certeza de que la vida tiene sentido porque está arraigada en Cristo». «Habrá paz con la Tierra si aprendemos a caminar en paz entre nosotros», afirma el llamamiento. Es una invitación a leer este tiempo como kairòs, un momento favorable en el que la Iglesia, a través del lenguaje de la creación, puede anunciar con renovada fuerza el Evangelio de la fraternidad.

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23 septiembre 2025, 11:00