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Ucrania: Un oratorio en Kiev combate la guerra con oraciones, juegos y fantasía

A las puertas de la capital ucraniana, los orioninos gestionan una estructura con la que ayudan a madres y niños a recuperar la esperanza en el futuro con juegos, amor y cercanía. Don Moreno Cattelan: «Es un oratorio que representa un lugar de contraste con el mal que nos rodea, con el miedo que nos atenaza. Los drones rusos no dejan de sobrevolar nuestras cabezas y atacan no solo las estructuras estratégicas, sino también las viviendas particulares».

Federico Piana - Ciudad del Vaticano

El municipio de Chabany se encuentra a las puertas de Kiev, justo después de dejar atrás la señal que da la bienvenida a la capital de Ucrania. Aquí, en un terreno de una hectárea, se encuentra un centro de resistencia a la guerra sin alambradas, torres de vigilancia ni ametralladoras.

Ojos dulces y asustados

Los «soldados» que lo frecuentan son jóvenes criaturas de ojos dulces y asustados que cada día empuñan balones, agarran pelotas de ping-pong y de futbolín, saltan en camas elásticas y se sientan alrededor de una mesa para jugar a los juegos de mesa más emocionantes. Todas ellas «armas» más poderosas que los bazucas y los kalashnikov. Las «casamatas» que lo ocupan no son más que dos contenedores de nueve metros de largo y seis de ancho: uno alberga varias salas de juegos y recreo, el otro una pequeña capilla en la que se celebra la Divina Liturgia, la liturgia eucarística del rito bizantino utilizada también por la Iglesia greco-católica ucraniana.

Educar a la no violencia

El «general» de este «ejército» sin cañones no se inmuta ni por un momento cuando muestra la fotografía de sus «tanques» aparcados bajo las hojas verdes de los árboles recién plantados. Son cochecitos que las madres de la zona han dejado allí mientras se dedican con sus pequeños a imaginativas actividades de ocio, que pueden durar incluso horas, pero él los define como uno de los mejores armamentos para combatir el miedo a los bombardeos rusos, a la muerte, a la insensatez de un conflicto que ha hipotecado el presente: «Esos cochecitos y esas madres representan el futuro próximo de Ucrania, que es un futuro extremadamente joven. Cuando estalle la paz, la nación resurgirá gracias a este ejército de niños educados a la no violencia y el diálogo».

Mucho trabajo por hacer

Don Moreno Cattelan sabe que su oratorio tendrá mucho trabajo por delante. «El terreno donde se encuentra la estructura está rodeado de edificios de 25 pisos», cuenta el misionero de la Congregación de San Luis Orione encargado de las obras sociales en la ciudad de Kiev. Esto significa que cada bloque de esas proporciones puede contener más de mil apartamentos. «Y nosotros estamos aquí, en este espacio abierto desde la mañana hasta la noche, donde los niños pueden venir a jugar y divertirse». Pero también a intentar olvidar el sonido lancinante de las alarmas antiaéreas, que en las últimas semanas se han vuelto cada vez más obsesivamente repetitivas. Quién sabe si el olor de la barbacoa, que las familias encienden en el campo sobre todo los fines de semana, consigue disipar el hedor acre y punzante de los refugios excavados en las entrañas de esos edificios que, con cada silbido de bomba, corren el riesgo de convertirse en ataúdes de cemento.

Lugar de contraste al mal

Cuando suenan las sirenas, y ahora lo hacen cada vez más a menudo incluso durante el día, el «ejército» de don Moreno rompe filas, deja los juegos, aparta la fantasía y vuelve a refugiarse con el deseo de poder reunirse de nuevo cuando lo peor haya pasado. «Es un oratorio que representa un lugar de contraste al mal que nos rodea, al miedo que nos atenaza. Los drones rusos no dejan de sobrevolar nuestras cabezas y atacan no solo las estructuras estratégicas, sino también las viviendas particulares».

En ayuda de los desplazados

Los orioninos de Kiev, al igual que los de Chabany, llevan años dedicándose también a los desplazados que, por miles, han abandonado las zonas más devastadas por el conflicto y se han trasladado a los suburbios de la capital. A ellos, asegura don Moreno, «no les faltan los bienes de primera necesidad: comida, medicinas, ropa. A los niños seguimos garantizándoles cercanía y animación. Por ejemplo, desde Leópolis hemos traído animadores que nos han ayudado a organizar los Grest, los grupos de verano».

Aumento de la espiritualidad

Una de las muchas paradojas que producen las guerras es que cuanto más caen los misiles, más crece la atención hacia la oración. Este conflicto no es una excepción. «Una reciente investigación de la Iglesia greco-católica ucraniana», revela el sacerdote, «pone de manifiesto que se está produciendo un retorno a la espiritualidad, el deseo de confiar en Dios para salir de esta situación. Al fin y al cabo, solo Él salva, redime y da esperanza».

Tenacidad y valentía

Sin embargo, el relato de don Moreno no se detiene en Chabany. Se dirige directamente a una ciudad estratégica de la región de Donetsk, escenario de una ofensiva rusa sin precedentes: Pokrovs'k, un cruce de caminos crucial para las infraestructuras. «Aquí es donde uno de nuestros hermanos, don Sergey, había abierto un oratorio que luego tuvo que cerrar debido a los combates. Entonces se trasladó a una ciudad a unos treinta kilómetros de distancia y fundó otro oratorio, pero también aquí los rusos le obligaron a renunciar. Finalmente, se armó de paciencia y abrió otro en una zona más segura. Esta insistencia se llama realmente resistencia porque, para nosotros, las actividades con los jóvenes son realmente una prioridad a la que no podemos renunciar».

Odio insidioso

El religioso, cuando cruza la mirada con las madres y los niños que encuentra cada día, no puede dejar de percibir el odio insidioso que intenta apoderarse de sus corazones. «Si nos limitáramos solo a las consideraciones terrenales, no nos quedaría más remedio que aceptar la venganza, ojo por ojo, diente por diente. Pero los sábados y domingos, con la celebración de la Divina Liturgia, intentamos recomponer esta terrible fractura provocada por el odio hacia el enemigo».

El escollo del perdón

El escollo más insuperable sigue siendo el perdón. Pero ahora es difícil, visto todo lo que está sucediendo: «¿Y cómo se hace cuando se viven continuamente bombardeos y las familias lloran a muchos seres queridos perdidos en el frente?».

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24 septiembre 2025, 11:21