Josef Blotz, Gran Hospitalario de la Orden de Malta. Josef Blotz, Gran Hospitalario de la Orden de Malta.

Guerra en Ucrania: la Orden de Malta mantiene su apoyo humanitario

El Gran Hospitalario de la Orden de Malta concluyó una visita de cuatro días a la Ucrania devastada por la guerra, donde la Orden desarrolla numerosos proyectos humanitarios. Con esta presencia, muestra cercanía a la población y promete seguir reforzando la cooperación para garantizar una ayuda eficaz y coordinada.

Stefan Von Kempis – Ciudad del Vaticano

En un país todavía marcado por la devastación, “las personas necesitan ser ayudadas, necesitan ser alentadas y capacitadas para afrontar retos físicos, como es el caso de los soldados gravemente heridos”, señaló el Gran Hospitalario de la Orden de Malta al terminar su visita a Ucrania. Con ella renovó el compromiso de asegurar un apoyo humanitario efectivo y coordinado para la nación en guerra.

En declaraciones a Vatican News, Josef D. Blotz habló de los diversos proyectos humanitarios que la Orden respalda y promueve, posibles gracias al compromiso del personal y los voluntarios del Servicio de Socorro Malteser en Ucrania, en colaboración con Malteser International.


Doctor Blotz, acaba de visitar Ucrania en nombre de la Soberana Orden de Malta y ha visto muchos de sus proyectos aquí. ¿Qué impresión le deja esta visita?

Ante todo, gracias por darme la oportunidad de reflexionar sobre las impresiones de estos días. Han sido tantas imágenes, conversaciones y encuentros que es casi imposible resumir. Estoy casi sin palabras ante tanto sufrimiento, frente a las víctimas y sus familiares.

Para mí es una gran oportunidad –y de hecho parte central de mis responsabilidades– visitar a los miembros y voluntarios de la Orden de Malta en el mundo: agradecerles, reconocer su labor, animarlos y coordinar las actividades.

Lo que vi aquí en Ucrania es que las acciones de la Orden, llevadas a cabo en gran parte por voluntarios, ya están muy bien coordinadas. Son eficaces, eficientes y con gran experiencia. Esto se debe en parte a que llevamos 34 años presentes en este país. Esa trayectoria fue decisiva para poder desarrollar ahora proyectos concretos en 73 lugares distintos.


Cuando estalló la guerra, la Orden de Malta ya estaba en Ucrania desde 1991. ¿Cómo les ayudó estar aquí desde antes?

Sí, ya estábamos presentes, y este es uno de los principios fundamentales de nuestra labor en todo el mundo: lo que más nos interesa es crear estructuras sostenibles. Así, en caso de un desastre natural, por ejemplo un terremoto, podemos actuar de inmediato.

En Ucrania ya teníamos reconocimiento por parte de instituciones gubernamentales, de la Iglesia y de otros socios. Eso nos permitió preparar el terreno para la labor que desde 2022 realizamos de manera aún más intensa.

¿Qué es lo que más necesitan ahora los ucranianos: armas, oraciones, comida?

La situación es tan compleja que no hay una sola respuesta o solución. No me corresponde entrar en el terreno político, pero sí es fundamental trabajar la resiliencia, tanto de la sociedad en general como de cada persona.

La gente necesita ayuda, ánimo, apoyo para afrontar retos físicos: por ejemplo, los soldados gravemente heridos. Intentamos ayudarlos a recuperar su vida. Una amputación cambia por completo la existencia, y tratamos de acompañarlos también con apoyo psicosocial de equipos profesionales.

Todo esto es muy complejo, pero procuramos abarcar ese amplio espectro de necesidades lo mejor posible. Lo que he visto en estos tres días me anima mucho: todos agradecen profundamente lo que hacemos. Y nosotros estamos comprometidos a seguir durante muchos años más.

Blotz visita un cementerio en Ucrania.
Blotz visita un cementerio en Ucrania.

Ha estado en Bucha, ha hablado con el obispo latino de Kiev y ha visto a muchos huérfanos de guerra. ¿Qué momento lo impresionó más en Ucrania?

Hubo muchos. La realidad del conflicto es dura y sobrecogedora. Aunque no estuvimos en la primera línea, uno percibe claramente lo que significa para la gente y para el país.

Lo que más me impresionó fueron, en realidad, las sonrisas. Eso da esperanza. Vi a niños huérfanos de guerra sonreír porque están en buenas manos con los voluntarios de la Orden de Malta. Vi a veteranos que perdieron miembros y que vuelven a sonreír.

No es tan sencillo como parece, pero resulta profundamente alentador ver que nuestra ayuda –junto con la de muchos otros– logra que estas personas miren de nuevo hacia adelante y encuentren fuerzas en sí mismas. Esa es, sin duda, la enseñanza más valiosa de mi visita a Ucrania.

Desde febrero de 2022, la Soberana Orden de Malta ha intensificado su labor en Ucrania, coordinando a todas sus asociaciones, cuerpos de socorro y a cerca de 1.000 voluntarios –tanto locales como extranjeros– para brindar asistencia médica, social y psicológica, además de refugio seguro a unos 4 millones de desplazados.

Se han distribuido más de 10.000 toneladas de ayuda en más de 70 localidades. En las fronteras se ha asistido a 300.000 personas y se han habilitado más de 60 refugios.

En 2022, la Orden también contribuyó a abrir en Leópolis una clínica de prótesis para víctimas de explosiones de minas. Hasta ahora se han entregado más de 250 prótesis.

Con más de 80 millones de euros movilizados, el compromiso de la Orden de Malta en Ucrania es el mayor desde su intervención en la Segunda Guerra Mundial.

Las entidades de la Orden en Alemania, Austria, Italia, Francia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia participan también activamente en proyectos de apoyo a refugiados.

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24 septiembre 2025, 10:45