Salónica, el impacto de la tecnología en religiones y sociedad
Beatrice Guarrera – Salónica
Las herramientas tecnológicas modifican radicalmente la manera en que el hombre se relaciona con la sociedad en todas sus dimensiones. A partir de este punto esencial se iniciaron las sesiones del segundo congreso internacional por el centenario de la revista Theologia, comenzado el lunes en Salónica y que concluye esta tarde. Los ponentes y delegados de las Iglesias autocéfalas reunidos afrontaron desde diferentes perspectivas la temática central de la conferencia: “Teología ortodoxa y ontología de la tecnología: consecuencias antropológicas, políticas, económicas, sociales y culturales”.
Fe y libertad en tiempos de la IA
La lente para observar la dimensión digital ha sido, en efecto, siempre la teológica, sin olvidar, sin embargo, trazar los desafíos que esta dimensión impone al presente. Desafíos que deben afrontar también las otras religiones, como puso en evidencia Michalis Marioras, profesor de la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas (Nkua), en su intervención sobre la fe musulmana y los límites de la inteligencia artificial. Marioras explicó la posición del Islam, que, al permitir o prohibir algo, utiliza como referencia el maslah, concepto en la Sharía (la ley divina islámica) que tiene que ver con el interés público o el bienestar de la comunidad. Chrysostomos (Savvatos), metropolita de Mesenia y profesor de la Universidad Nkua, volvió la atención hacia la respuesta patrística al mundo circundante y advirtió del peligro que la tecnología representa para la libertad del hombre. «La libertad es un concepto sustancial para el hombre» —dijo a los medios vaticanos—, porque determina las buenas o malas relaciones con Dios y con el ambiente. «Para que mi voluntad sea justa debe estar junto a la libertad de Dios, según la teología de los Padres». La tecnología, en cambio, viene a “ocupar” al hombre, llegando de algún modo a controlarlo, a influenciar su libertad de actuar y de relacionarse con el mundo.
El punto de vista sobre la IA de la profesora Dimitra Koukoura
Hombre, máquina y conocimiento
Dimitra Koukoura, profesora emérita de la Universidad Aristóteles de Salónica, explicó que la cuestión a tener en mente, cuando se habla de inteligencia artificial en relación con lo humano, «no es que el conocimiento de la máquina sea mayor que el de los hombres —y esto puede ser porque está alimentada por muchos hombres—, sino que el hombre es una criatura humana y divina de Dios». El conocimiento, por lo tanto, es solo una función cognitiva. «El hombre es también alma, alegría, tristeza, visión. Estos datos son dones de Dios, mientras que el conocimiento mecánico es frío, no tiene estas cualificaciones». En su intervención en el congreso la profesora Koukoura habló del uso de la inteligencia artificial en la construcción de las homilías de los sacerdotes ortodoxos. «Puede ser útil para obtener información y referencias bíblicas —sostiene—, pero una homilía verdadera es un producto de la oración, del alma, del cuidado del predicador por los fieles, y eso no puede ser dado por una máquina. Si no hay gracia divina y no hay oración, no hay nada». Es necesario invertir, por tanto, ese paradigma que tiende a ver la IA como un dios capaz de responder a todas nuestras necesidades. Para algunos, de hecho, la llegada de la inteligencia artificial representa una suerte de “ascenso mesiánico”. Las nuevas “tecno-religiones” están así transformando el conocimiento científico en un “santo Grial”. Así lo afirmó Georgios Kounnousis, de la Escuela de Teología de la Iglesia de Chipre.
Evangelos Venizelos: el problema de la tecnología que va más allá del derecho internacional
La tecnología más allá de las fronteras de los Estados
La llegada de esta nueva era tecnológica representa un cambio del sistema antropológico que en la sociedad se refleja en diversos niveles. Los algoritmos que regulan las plataformas de las redes sociales o los motores de búsqueda, de hecho, tienen impacto también en la cuestión de la democracia, y es allí donde entra en juego el tema de la gobernanza. Los Estados y el poder político, sin embargo, no tienen un rol en este proceso. Así lo afirmó a los micrófonos de los medios vaticanos Evangelos Venizelos, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Aristóteles de Salónica: «El gran problema es que la tecnología sobrepasa las fronteras estatales, sobrepasa el derecho internacional, sobrepasa las competencias de las organizaciones internacionales, por lo que en realidad modela un universo por sí mismo, fuera del control político y democrático». Se trata de una cuestión de la que la política debería hacerse cargo, junto con muchas otras, «como la crisis climática y la debilidad de la comunidad internacional». «Comencemos por la ONU —observa Venizelos— para luego afrontar los grandes frentes abiertos, las guerras, la violencia y naturalmente el pesimismo que domina las sociedades». «Los desafíos de la tecnología moderna conciernen también al enfoque teológico, obviamente. Conciernen a las religiones, en este caso a las Iglesias cristianas». Según el profesor universitario, la gran pregunta a la que quien se ocupa de este tema debe responder es «qué problema escatológico plantea el progreso de la tecnología».
En el congreso de Salónica, lección de la profesora Lemma sobre “Cuerpo, dependencia y finitud en la era digital”
Cuerpo y finitud en la era digital
Sobre “Cuerpo, dependencia y finitud en la era digital” reflexionó —en videoconexión en la primera sesión de hoy— la profesora Alessandra Lemma, docente en el University College de Londres, además de psicóloga clínica. ¿Qué significa “presencia” en la era tecnológica? ¿Puede significar también “telepresencia” más allá de una pantalla? ¿Y cuáles son las perspectivas abiertas por el metaverso, en el que a menudo algunos de sus jóvenes pacientes pasan jornadas enteras? Aún más: ¿qué tipo de memoria y elaboración del duelo puede existir, cuando se conversa virtualmente con bots entrenados para reaccionar como si fueran un ser querido desaparecido (griefbots)? El intento de reconectarse con el propio cuerpo podría ser el tema de discusión de las próximas décadas.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí