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2025.07.07 Amazzonia - Missione Brasile

Ecos de la COP30. La CLAR: Proyectar caminos de conversión ecológica

La Confederación Latinoamericana de Religiosos realizó el taller “Ecos de la COP30 en la Vida Religiosa”, que concluyó con una invitación a fortalecer la presencia de la Vida Religiosa en territorios vulnerables, a renovar las opciones por la Amazonía y los pueblos originarios, y a transformar la esperanza en acciones.

Alvaro Vargas Martino - Ciudad del Vaticano

Bajo el lema “Vida religiosa: esperanza y profecía desde el corazón del planeta”, la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) realizó el taller virtual “Ecos de la COP30 en la Vida Religiosa”, informa ADN Celam, destacando que el encuentro constituyó un espacio formativo y espiritual que congregó voces especializadas en ecología integral, delegados eclesiales que participaron directamente en la cumbre y miembros de redes que trabajan en territorios marcados por la vulnerabilidad socioambiental.

La reflexión se enmarcó en el horizonte espiritual que inspira el diálogo entre Jesús y Nicodemo: “nacer de nuevo”, como subrayó el padre Israel Arévalo, secretario adjunto de la CLAR, quien describió la reciente cumbre climática como un escenario de contrastes. “La COP30 nos dejó un balance complejo”, dijo en la inauguración del encuentro el padre Arévalo, quien destacó la aprobación del llamado Paquete de Belén, que incluye 29 decisiones sobre financiamiento climático, cooperación internacional y transición justa, pero también señaló que “se evidenció la ausencia de un plan claro para abandonar los combustibles fósiles”, una omisión seria ante la urgencia planetaria.

En un video mensaje, Fray Eduardo Agosta Scarel, O. Carm., teólogo, experto en variabilidad climática y miembro de las delegaciones de la Santa Sede en la COP28 y COP30, recordó que la cumbre de Belén fue anunciada como la COP de “la esperanza” y “la implementación”, y destacó que “es la primera vez que la Iglesia —Pueblo de Dios— estuvo presente dentro de la zona oficial con voz propia, no solo la delegación del Vaticano”. Tras subrayar que la Iglesia del Sur Global ofreció una contribución sinodal, ética y profética, que incluso influyó en el borrador inicial del documento final, Agosta resaltó tres logros: el reconocimiento de los derechos fundamentales y territoriales de los pueblos indígenas, la protección de la Amazonía y la biodiversidad y la admisión de la deuda ecológica entre el Norte y el Sur global, pero lamentó que se haya diluido el llamado a eliminar los combustibles fósiles. Sin embargo, expresó su esperanza en la “hoja de ruta” internacional para una transición energética justa impulsada por la Conferencia de Santa Marta, que reúne países del Norte y del Sur comprometidos con abandonar los combustibles fósiles, destacando que “esta alianza puede cambiar el mercado global y crear un nuevo multilateralismo basado en la justicia climática”.

Por su parte, la hermana Valmi, brasileña de la Congregación de la Divina Providencia, quien participó en el proceso de preparación y participó en la COP30, expuso tres líneas de compromiso de la Vida Religiosa en la cumbre climática. En primer lugar, la defensa profética de los pueblos originarios y territorios, con la Amazonía como territorio prioritario de misión. En relación con la segunda, ecología integral y conversión, recalcó que la Vida Religiosa se reconoce llamada a unir “el clamor de la tierra y el clamor de los pobres”, promoviendo modos de vida sostenibles, diálogo interreligioso y social, proyectos concretos y acompañamiento a jóvenes. Y respecto a la tercera, justicia global y rechazo a falsas soluciones, denunció la financiación de la naturaleza y el capitalismo verde, enfatizando que “el futuro de la Amazonía depende del respeto a los derechos de su gente”, y recordó a los mártires ambientales, como la hermana Dorothy Stang, subrayando que la defensa de la vida exige memoria, resistencia y presencia pastoral.

El padre Dario Bossi, misionero comboniano y coordinador de la Red Iglesias y Minería, analizó la COP desde tres perspectivas: interreligiosa, popular y en red. Desde la perspectiva interreligiosa, destacó el espacio ecuménico y espiritual Tapirí, que expresó la pluralidad de la revelación: “La biodiversidad también debe inspirar nuestra espiritualidad. El rostro de Dios es plural”. En relación con el aspecto popular, destacó la potencia de los movimientos sociales, recalcando que “la historia del clima se cambia desde los territorios”. Y respecto a la tercera, habló de las Redes, alertando sobre un ciclo peligroso: inteligencia artificial, demanda energética, militarización y expansión extractiva. “La minería está en el centro de un modelo que devora territorios y vidas”, señaló el padre Bossi, quien propuso avanzar hacia economías post-extractivas y alianzas Sur-Sur que permitan frenar el modelo depredador.

La última expositora fue la hermana Rosita Sidasmed, religiosa argentina y secretaria ejecutiva de la Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní, quien centró su intervención en la fuerza del multilateralismo y la importancia de “hacer presente la voz de los territorios”. Tras recordar que “la COP no es un espacio donde la Iglesia decide, pero sí donde no puede estar ausente”, valoró la articulación del Sur Global y destacó que la Iglesia fue reconocida por la presidencia de la COP como referente moral. “La Iglesia tiene una referencia ética que debe seguir anunciando”, recalcó, insistiendo en que la prioridad es unir fuerzas locales y globales: “Todo está interconectado. Las sinergias son indispensables”.

El taller concluyó con una invitación a fortalecer la presencia de la Vida Religiosa en territorios vulnerables, a renovar las opciones por la Amazonía y los pueblos originarios, y a transformar la esperanza en acciones.

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05 diciembre 2025, 11:48