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2025.12.18 Cardenal Carlos Castillo

El arzobispo de Lima: Reconocer la presencia de Jesús en nuestra historia

Al inicio del Año Jubilar en Perú por los 300 años de la canonización de Santo Toribio de Mogrovejo, el cardenal Carlos Castillo recordó que el santo mostró una fe cristiana auténtica basada en el servicio, el trato digno y una espiritualidad profunda que no era ajena al sufrimiento de su pueblo. Y exhortó a la caridad, el servicio, la solidaridad y el hermanamiento

Alvaro Vargas Martino - Ciudad del Vaticano

“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. “Hoy día nos podemos hacer esa misma pregunta: si el Señor que esperamos para esta Navidad sigue siendo el mismo que hizo ver a los ciegos, andar a los cojos, quedar limpios los leprosos, hacer que los sordos escuchen, hacer que los muertos resuciten y que los pobres sean evangelizados”, dijo el cardenal Carlos Castillo, arzobispo de Lima, recordando la pregunta de Juan Bautista, en su homilía durante la Santa Misa del III Domingo de Adviento, en la que también se dio inicio oficial al Año Jubilar en Perú por los 300 años de la canonización de Santo Toribio de Mogrovejo.

“¿Estamos dispuestos a seguir creyendo en que sólo encontramos al Señor en el corazón de nuestra historia, por el lado de la caridad, el servicio, la solidaridad, la compañía, el hermanamiento, el sentido crítico, la amistad, la fineza, la dulzura?”, preguntó el cardenal Castillo, quien subrayó que esta presencia del Señor no se impone por la fuerza ni por el poder, sino que se reconoce en el servicio y la caridad vivida, pues cuando la Iglesia acompaña, cuida y sirve; cuando se convierte en signo permanente de amor en la historia, reafirma que el Señor ya está presente entre nosotros.

“Lo que estamos celebrando hoy día, camino a la Navidad, y que también encuentra en Toribio la misma semejanza y sintonía con Jesús, es que la única manera de traer la paz al mundo es con la paz, esa paz, que el Papa León XIV nos recuerda, es desarmada y desarmante, y que implica suscitar, susurrar, hablar al oído, convencer. Y parece que todavía no lo estamos consiguiendo en la Iglesia, porque el mundo se nos está volteando, no a la Iglesia, sino a los valores de Jesús”, observó el arzobispo de Lima, quien también indicó que iniciar este nuevo Año Jubilar implica superar un “individualismo espiritual” que reduce la fe cristiana a salvar el alma personal, desentendiéndose del hermano y de lo que ocurre alrededor.

“Jesús nos demuestra que la caridad efectiva es capaz de transformar este mundo en una sociedad de hermanos”, recalcó el arzobispo, quien, en este sentido, recordó que Santo Toribio de Mogrovejo fue un verdadero pastor que, al llegar a estas tierras marcadas por la enfermedad, la muerte y la dispersión, “primero, empezó a ver cómo estaba la situación de cada comunidad”, y antes de anunciar el Evangelio reunió a los pueblos, los escuchó, organizó y acompañó, “propiciando una Iglesia que no deje de dar ese signo como el fundamental”.

“Que Dios nos bendiga todo durante este año y que, al finalizarlo en el 2026, al empezarlo con unas sugerencias y decisiones juntos, podamos aplicarlas y hacer de nuestra Iglesia una Iglesia linda, que aliente siempre a su pueblo y que pueda transformar por completo, por medio de la educación humana y cristiana, la vida de este pueblo, con gente honesta que la dirija y para que nadie nos siga destruyendo con leyes contrarias a la vida y a la paz de nuestro país como aun ocurre”, concluyó el purpurado.

Arzobispo de Lima

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18 diciembre 2025, 10:10