Jurado elige entre 350 candidaturas al Premio Zayed
Felipe Herrera-Espaliat, Ciudad del Vaticano
350 candidaturas provenientes de 75 países son las que está evaluando estos días en Roma el jurado que concederá el Premio Zayed 2026 a la Fraternidad Humana. Es un trabajo de gran responsabilidad que exige una seria reflexión para otorgar este galardón a personas que se destacan en ámbitos como “la solidaridad, la justicia, la promoción del diálogo de culturas o de las religiones, la resolución de conflictos, y todo lo que contribuye a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones y al desarrollo socioeconómico”, como lo explicó Moussa Faki presidente de la Comisión de la Unión Africana y uno de los seis miembros del jurado.
Para este político y ex Primer Ministro del Chad, “la paz y la estabilidad se basan esencialmente en valores, y los valores religiosos son fundamentales para toda la humanidad”. Así lo ha percibido en los diversos procesos de paz en los que ha participado, en países como Sudán del Sur, República Centro Africana y Sudán. Esa es parte de la experiencia que esta mañana lo llevó a ser recibido por el Papa León XIV en el Palacio Apostólico junto a los demás miembros del jurado del Premio Zayed, entre los que también figura como representante de la Santa Sede el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación. “Hemos recibido estímulos y un firme compromiso por parte del Santo Padre, en la misma línea que su predecesor, quien fue uno de los iniciadores de este premio para la fraternidad humana”, recalcó Faki.
En dicha audiencia también estuvo presente el Juez Mohamed Abdelsalam, egipcio y Secretario General del Premio Zayed para la Fraternidad Humana, que fue entregado por primera vez en 2019. “Los ganadores se eligen por medio del consenso de una comisión internacional compuesta de expertos y de personalidades de diversa proveniencia. Son reconocidos los modelos de fraternidad humana y convivencia cuyas acciones están en línea con los objetivos del Premio Zayed, que es un galardón de alto nivel basado en la credibilidad y la independencia”, detalló Abdelsalam.
Una brújula colectiva común
Junto a León XIV también estuvo la estadounidense Catherine Russell, Directora Ejecutiva de Unicef, quien destacó cómo este premio apunta a distintos tipos de modelos de ayuda en el mundo. De hecho el Premio Zayed suele honrar simultáneamente a grandes y reconocidas instituciones, pero también a personas que tienen pequeños proyectos, pero que generan gran impacto en sus entornos.
“Creo que lo más importante es darse cuenta de que todos pueden hacer algo. Algunas personas dirigen organizaciones enormes, hacen una labor increíble, trabajan en circunstancias realmente desfavorecidas, en zonas de guerra. Pero todos pueden hacer algo. Todos pueden mirar a su alrededor en sus comunidades y decir: ¿cómo puedo marcar la diferencia? ¿Cómo puedo trabajar con otros? Y realmente pueden intentar hacer todo lo posible para que el mundo sea un poco mejor para los niños, en particular para aquellos que están en necesidad desesperada”, comentó entusiasta.
Otro miembro del jurado es Charles Michel, ex primer ministro belga y ex presidente del Consejo Europeo, quien valoró poder contribuir en la selección del ganador de este premio que, según él, “es un intento sincero de mostrar que existe la posibilidad de una brújula colectiva común para nuestra humanidad si creemos en algunos principios de sentido común: fraternidad, tolerancia, convivencia pacífica, respeto mutuo, esfuerzos por una mayor comprensión mutua. Esto es lo que necesitamos más que nunca”.
Dentro de las próximas semanas se conocerán los ganadores del Premio Zayed 2026, que será conferido en Abu-Dhabi el próximo miércoles 4 de febrero, Día Internacional de la Fraternidad Humana, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2020. Este fue uno de los primeros frutos del Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz y la Convivencia Común, firmado en 2019 por el Papa Francisco y el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed el-Tayeb, con el cual quisieron dar una potente señal al mundo sobre el aporte del diálogo interreligioso a la sociedad mundial y al entendimiento de los pueblos.
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