Miles de Adoradores saludan al Papa al celebrar su Jubileo
Fabrizio Peloni – Ciudad del Vaticano
"La esperanza de reunir, en el corazón del Año Santo, a todos aquellos que en toda Italia experimentan la adoración al Santísimo Sacramento en las capillas parroquiales y diocesanas, que apoyan la vida de la Iglesia con la oración y acompañan la misión del Santo Padre, se ha hecho realidad y llena nuestros corazones de alegría". Así lo explicó el padre Antonio Pitetto, de la Arquidiócesis de Salerno-Campagna-Acerno, coordinador de la "Jornada Jubilar de los Adoradores", que reunió a miles de fieles de diversas diócesis italianas en la Plaza de San Pedro. "Nos une nuestro amor por la Eucaristía y el deseo de experimentar un signo de comunión eclesial", añadió el sacerdote. Tras la audiencia, los fieles cruzaron la Puerta Santa de la Basílica Vaticana y, por la tarde, en San Pablo Extramuros, tras la adoración Eucarística, participaron en la Misa presidida por el cardenal Angelo Comastri.
La puerta del corazón
Numerosas diócesis también siguen aprovechando el encuentro semanal del Pontífice con fieles de todo el mundo, coincidiendo con la peregrinación jubilar. Siete diócesis francesas, incluida la Arquidiócesis de Marsella, presidida por el cardenal Jean-Marc Aveline, y ocho diócesis alemanas. Entre ellas, la Arquidiócesis de Colonia, con aproximadamente mil personas acompañadas por el cardenal Rainer Maria Woelki. Otros cardenales presentes fueron el italiano Giuseppe Versaldi y el jesuita peruano Pedro Ricardo Barreto Jimeno. También estuvieron presentes unos 50 obispos. Desde la diócesis suiza de Grenoble-Vienne, el padre Gilles-Marie Lecomte, junto con el jesuita Laurent Basanese, jefe de la oficina del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, acompañó a fieles de las comunidades musulmana, judía, budista y católica presentes en la diócesis. «Reunir diversas confesiones religiosas bajo la mirada de Dios no nos permitió cruzar físicamente la Puerta Santa, pero nos abrió la puerta del corazón», comentó Lecomte, enfatizando el carácter «reconciliador» de la iniciativa, incluso entre «quienes tenían opiniones opuestas».
La reliquia de Popieluszko
En la memoria litúrgica de San Juan Pablo II, Jozef y Marek Popiełuszko, hermano y sobrino, respectivamente, del beato Jerzy Popiełuszko, llevaron a la Plaza de San Pedro una reliquia del sacerdote polaco asesinado en 1984 a los 37 años por los servicios de seguridad comunistas en Polonia. También pidieron a León XIV que bendijera la primera piedra del museo que se construirá en Okopy, el pueblo natal del sacerdote mártir. Wlodzimierz Redzioch también le dedicó un libro —presentado hoy al Pontífice—, en coautoría con Grzegorz Górny, con introducción del cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.
El "Cristo de las Gracias"
El teólogo estadounidense Robert Imbelli donó al Pontífice el volumen "Cristo trae toda novedad", que contiene ensayos, reseñas y reflexiones de su autoría. También presentó al Obispo de Roma la conferencia magistral titulada "In illo Uno-Christo Eucharistico-Unum: Exploraciones en vista de una cristología Eucarística", que inaugura mañana el año académico del Angelicum. "Partiendo del lema del Papa, añadí el tema de la centralidad de Cristo en la Eucaristía", explica el sacerdote, que celebra 60 años de ordenación. Al final de la audiencia, el Pontífice bendijo el crucifijo del santuario de Recco, en la provincia de Génova. Sobre la cabeza del "Cristo de las Gracias", el Papa Prevost repitió el gesto de colocar la corona de oro, como lo había hecho el 24 de julio de 1998, después de que León XIII, el 20 de abril, lo reconociera como milagroso mediante una bula papal.
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