León XIV: "Nadie coincide con lo que ha hecho, siempre es posible empezar de nuevo"
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
En la Solemnidad del III domingo de Adviento, conocido como el domingo de la alegría, el Papa León XIV preside la Santa Misa en la Basílica de San Pedro con motivo del Jubileo del mundo penitenciario, concluyendo con éste los grandes eventos del Año Santo. "Celebramos hoy el Jubileo de la esperanza para el mundo carcelario, para los presos y para todos aquellos que se ocupan de la realidad penitenciaria", ha afirmado esta mañana el Papa ante miles de fieles presentes en la basílica papal.
Reconocimiento de las dificultades en prisión
En su homilía, León XIV ha reconocido las dificultades de la vida en prisión y el desafío que representa mantener la fe y la perseverancia frente a las adversidades: “Es verdad, la cárcel es un entorno difícil y hasta las mejores intenciones pueden encontrar muchos obstáculos. Precisamente por eso, no hay que cansarse, desanimarse o retroceder, sino seguir adelante con tenacidad, valentía y espíritu de colaboración”.
Pero, al mismo tiempo, recuerda que la justicia auténtica busca la reparación y la reconciliación más que el castigo exclusivo: “Son muchos los que aún no comprenden que hay que levantarse de toda caída, que ningún ser humano coincide con lo que ha hecho y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación”.
Luz en medio de la oscuridad
León XIV abre la puerta a la esperanza, recordando también que incluso en los contextos más difíciles es posible cultivar valores como la sensibilidad, la misericordia y la capacidad de perdón: “Del duro terreno del sufrimiento y el pecado brotan flores maravillosas e incluso entre los muros de las prisiones maduran gestos, proyectos y encuentros extraordinarios en su humanidad”.
Siempre es posible empezar de nuevo
El Pontífice ha destacado la importancia de medidas concretas de reinserción y recuperación de la confianza de las personas privadas de libertad, mencionando el deseo expresado por el Papa Francisco de conceder formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad: “Confío en que en muchos países se dé cumplimiento a su deseo. El Jubileo, como sabemos, en su origen bíblico era precisamente un año de gracia en el que, de muchas maneras, a todos se les ofrecía la posibilidad de empezar de nuevo”.
Por último, ha mencionado los enormes los desafíos actuales del sistema penitenciario como el hacinamiento, las limitaciones en los programas educativos y laborales, y la necesidad de acompañamiento personal en los procesos de conversión y sanación emocional: “no olvidemos, a nivel más personal, el peso del pasado, las heridas que hay que curar en el cuerpo y en el corazón, las desilusiones, la infinita paciencia que se necesita, consigo mismo y con los demás, cuando se emprenden caminos de conversión, y la tentación de rendirse o de no perdonar más”.
León XIV ha concluido con una exhortación clara y esperanzadora: “sólo hay una cosa importante: que nadie se pierda y que todos se salven”.
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