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Notas y colores de fiesta en el corazón de Roma

Grupos folclóricos y asociaciones animaron la plaza de Santa María en Trastevere durante el fin de semana del Año Santo dedicado a ellos. El arte y la música -ese «lenguaje superior», como lo definió el Papa Francisco- se convirtieron en un «puente» inmediato entre las personas, tal y como León XIV desea.

Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano

Mientras los ojos del recién electo Papa León XIV brillaban, llenos de lágrimas contenidas con la gracia del pudor, las solemnes notas del Himno pontificio flotaban en el aire de la Plaza de San Pedro. Las interpretaba la Banda Musical del Cuerpo de Gendarmería Vaticana: un sonido antiguo que acompaña cada nuevo comienzo. Era un sello musical, símbolo de un paso histórico. Un “lenguaje superior”, como lo había definido el Papa Francisco, capaz de entrelazar vínculos, de construir esos “puentes” tan invocados por su sucesor en su primer saludo desde la Logia de la basílica.

Desde esta armonía de emociones y símbolos comienza nuevamente el Jubileo. Comienza de nuevo la Iglesia. Y lo hace desde las bandas, desde el espectáculo popular, desde el latido colectivo de la fiesta. El fin de semana del 10 y 11 de mayo está dedicado a ellos, en el corazón de las celebraciones del Año Santo. El escenario es la Plaza de Santa María en Trastevere, donde la luz del atardecer acaricia la piedra milenaria y el aire se vuelve dorado y ligero. Aquí cobra vida Alegría y Esperanza, una danza de sonidos y colores, un entrelazamiento de gestos y memoria, donde la tradición se convierte en espectáculo y la fe se transforma en una fiesta compartida.

Los grupos presentes

La plaza se colma de presencias vivaces, provenientes de toda Italia: la asociación folclórica Norbensis, la Compañía del Rey Gnocco de Mapello, el circo Rony Roller, el grupo Firlinfeu Renzo e Lucia, el grupo folclórico Santu Franziscu, el circo Elder Errani, Musicandos – Los Tamborileros de Otranto, el grupo folclórico Gazzara, la banda Santa Catarina WM de Malta, el grupo folclórico Triskélion, el Ensamble Siciliano de Arte, Música y Canto Popular, los Cantores de la Riviera Jónica Melino Romolo y la asociación de arte Madonnara Rodomonte Gonzaga.

Artistas en trajes de época.
Artistas en trajes de época.

Las “madonnare” entre los adoquines

Los nuevos comienzos, como las semillas, brotan desde abajo. Desde la calle. Así, los adoquines de la plaza se convierten en un lienzo vivo: con tiza tras tiza, las jóvenes madonnare trazan líneas, encienden colores, dan forma a Jesús, con los brazos abiertos para acoger a quienes llegan. Es un arte histórico y, al mismo tiempo, frágil, nacida para ser pasajera, borrada con el primer aguacero. Pero justamente por eso, explican a los medios vaticanos, “aún más valiosa, aún más verdadera”. Y los transeúntes se detienen, en silencio, cautivados por esos colores que piden ser recordados en una fotografía.

Los modernos “Novios”

Pero los “puentes” no sólo conectan el presente: también saben tenderse hacia el pasado. Mientras se difunde la noticia de que el Papa León XIV se dirige a la basílica de Santa María la Mayor para rendir homenaje a la tumba de Francisco, en la plaza resuena la flauta de Pan, antiquísimo instrumento de viento hecho con cañas, en este caso “lacustres”, de diversas longitudes. La toca el grupo Firlinfeu, llegado desde las orillas del lago de Como. Traen consigo la historia de Los novios, “como nos enseñó nuestro Manzoni”. Y así, entre los adoquines romanos, aparecen Renzo y Lucía, modernos y fieles, vestidos con palabras antiguas: corsé y broche para ella, chaqueta oscura para él.

El grupo Firlinfeu, desde las orillas del lago de Como
El grupo Firlinfeu, desde las orillas del lago de Como

El compromiso social para los jóvenes circenses

Los teléfonos se alzan como linternas en la noche. Los niños, soltando las manos de sus padres, corren al encuentro de los artistas, en los que muchas veces se reconocen a sí mismos. En este aspecto reside el reverso de la fiesta, su corazón oculto: el compromiso con quienes viajan con el riesgo de no poder aprender. Entre las muchas presencias, también se hace espacio la Escuela Itinerante, un proyecto promovido por el organismo pastoral Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), para acompañar a los hijos de las familias del espectáculo itinerante en el camino de la educación. Un camino irregular, cuenta Bruno, que salta de una ciudad a otra, de un instituto a otro, volviéndolos también “migrantes”. Más de 200 estudiantes participaron solo en el año escolar 2022-2023, seguidos por numerosas escuelas y docentes, y por una confianza que crece paso a paso. Esto también, en el fondo, es un puente. Y esto también, como la música, es una forma de belleza que une.

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12 mayo 2025, 14:15