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En el Encuentro de la Fraternidad, el futuro se construye con dignidad

En el World Meeting on Human Fraternity 2025, celebrado en Roma, las palabras clave fueron dignidad y fraternidad, en dos intensos días de diálogo. Premios Nobel, líderes religiosos, periodistas y académicos compartieron ideas y prácticas para construir un futuro de paz: un proceso sinodal abierto a los desafíos actuales, desde el medio ambiente hasta la inteligencia artificial.

Fausta Speranza – Ciudad del Vaticano

El concepto de dignidad fue el primer eje de reflexión del World Meeting on Human Fraternity 2025, promovido por la Basílica de San Pedro, la Fundación Fratelli tutti y la asociación Be Human, que transformaron durante dos días a Roma en un auténtico laboratorio de humanidad: 450 participantes, 100 administradores locales, una treintena de Premios Nobel, 15 mesas temáticas y un debate con representantes de los principales medios de comunicación internacionales. Empresarios, economistas, académicos, agentes sociales, estudiantes, deportistas y líderes espirituales intercambiaron buenas prácticas, compartieron experiencias y propusieron acciones concretas.

“Ser humanos significa no dejarse seducir por el poder, sino custodiar la dignidad; no doblar la verdad a los intereses, sino habitar la verdad que libera; no explotar la tierra como una mina, sino cuidarla como casa común”. Con estas palabras concluyó el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica de San Pedro y presidente de la Fabbrica di San Pietro, el encuentro en el Capitolio, antes del evento internacional “Grace for the World”, este sábado 13 de septiembre en la plaza de San Pedro, con actuaciones de Andrea Bocelli, Pharrell Williams con el coro Voices of Fire, John Legend, el coro de la diócesis de Roma y Karol G, junto con un espectáculo de luces y drones inspirado en la Capilla Sixtina.


Un proceso sinodal sobre lo humano

No habrá un documento final, y la decisión es significativa: no se busca fijar conclusiones, sino mantener abierto “un proceso sinodal sobre lo humano”.

El cardenal Gambetti lo explicó así: “La fraternidad no es una idea abstracta, sino una práctica que devuelve al otro su rostro, que transforma los conflictos en energía creativa, que hace verdadera la libertad y justa la igualdad”. La primera certeza, añadió, es que “no basta con hacer diagnósticos: el mundo no necesita análisis estériles, sino terapias, sanación, confianza y fraternidad concreta”.

El contexto es evidente: “Vivimos en un tiempo en el que la técnica corre más rápido que la conciencia, en el que la verdad se pliega a manipulaciones y en el que la persona corre el riesgo de ser reducida a un algoritmo o a un perfil de consumo”. Pero siempre hay espacio para la esperanza, señaló Gambetti, hablando de la “capacidad de resistir, de innovar, de tender puentes” y de mirar al futuro desde esta nueva etapa.

Voces del mundo por una comunicación de verdad

La periodista filipina-estadounidense Maria Ressa, Premio Nobel de la Paz por su lucha en defensa de la libertad de expresión y contra la desinformación, llamó a detener la vigilancia digital y los prejuicios codificados para lograr una comunicación más auténtica. Afirmó valorar mucho la Asamblea de lo Humano, porque permite que las personas se encuentren, se conozcan y trabajen juntas. “El futuro que queremos pasa por la verdad y la acción humana —subrayó—, y un periodismo de verdad y un diálogo verdadero son fundamentales”.


La inteligencia artificial y la fraternidad como brújula

El tema de la inteligencia artificial fue central, definido como un “territorio nuevo” que el papa León ya ha expresado su voluntad de “atravesar”, en continuidad con la atención de la Iglesia a las cuestiones sociales.

La Iglesia propone como principio rector la fraternidad, que —recuerda el padre Occhetta— significa “una inteligencia relacional que siempre tiene al otro como fin y que permite al demos y al kratos, es decir, al pueblo y al poder, encontrar equilibrio. Cuando el poder no escucha al pueblo, lo utiliza y manipula; cuando lo escucha, puede servirlo”. Con este espíritu, las democracias y el desarrollo siguen siendo posibles.

El foro sobre la fraternidad y las demás iniciativas que avanzan en esta dirección, bajo el concepto de sinodalidad, quieren ser una plataforma de diálogo y encuentro para generar “un lenguaje que se convierta en cultura de paz”.

El desafío tampoco es menor para la propia Iglesia, admite el padre Occhetta, quien cita “libertad y conciencia”. Se trata de “ser conscientes de lo que hacemos y tener una conciencia moral madura para entrar, dialogar y comprender los retos que plantea la inteligencia artificial. De lo contrario, la absorción de la conciencia llevaría a la persona a hacer simplemente lo que le dicen”, con consecuencias potencialmente dramáticas.

Diferentes, pero hermanos y hermanas

Frente a teorías sobre lo poshumano, lo transhumano o el supuesto fin de la moralidad, que aparecen en distintos rincones del mundo, las 140 personas reunidas en la Sala de los Horacios y Curiacios, en representación de todas las mesas de debate, enviaron un mensaje firme en defensa de la humanidad.

El camino continúa, haciendo fructificar lo recogido en esta tercera etapa, que nació de un compromiso inicial: la firma, el 11 de junio de 2023 en San Pedro, de una declaración suscrita en nombre de la Santa Sede por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, que recordaba:

“Somos diferentes, tenemos culturas y religiones distintas, pero somos hermanos y queremos vivir en paz”.


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13 septiembre 2025, 19:19