Parolin: Nuncio Rugambwa, testimonio de caridad y verdad
Isabella H. de Carvalho – Ciudad del Vaticano
El arzobispo Novatus Rugambwa supo construir relaciones sólidas y constructivas con su sensibilidad y la preocupación paciente y paternal de un pastor, y fue un testigo autorizado y creíble de la verdad que proclamaba gracias a su integridad de vida. El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, destacó estos dos aspectos del ministerio del difunto nuncio apostólico tanzano durante la misa funeral que presidió, esta mañana, 25 de septiembre, en la Basílica de San Pedro. Concelebraron con el cardenal el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto, y el arzobispo Luciano Russo, secretario de las Representaciones Pontificias, junto con otros nuncios, prelados y sacerdotes de la Secretaría de Estado.
El prelado, fallecido el pasado 16 de septiembre a los 67 años, "ofreció un bello ejemplo, con su sólida vida de piedad, su discreción y, al mismo tiempo, su firme defensa de los principios de justicia y respeto a la persona, esenciales para una convivencia pacífica y constructiva a pesar de la diversidad, más allá y a través de las fronteras nacionales", comentó Parolin.
La generosidad con la que ejerció su ministerio
El Secretario de Estado recuerda la trayectoria del prelado, nacido en 1957 en Bukoba y ordenado sacerdote en 1986. En 1991, Monseñor Rugambwa ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede, ocupando cargos en América Latina, África, Asia y Oceanía, antes de convertirse en subsecretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes en 2007.
En 2010, Benedicto XVI lo nombró arzobispo y nuncio apostólico en Angola y Santo Tomé y Príncipe; posteriormente, fue representante papal en Honduras, nuncio apostólico en Nueva Zelanda y delegado apostólico en el Pacífico. El Cardenal Parolin destacó cómo Monseñor Rugambwa se presenta ante Dios con la ofrenda de tanto bien realizado y con el testimonio de la generosidad con la que ejerció su ministerio, respondiendo generosamente a los dones recibidos.
Su sensibilidad a la voz del último
«La sensibilidad a la voz de los más desfavorecidos, una llama que Monseñor Novatus mantuvo viva en su corazón», continúa Parolin, «no es un adorno opcional de la vida cristiana, sino que está en su raíz, como un lugar privilegiado de encuentro con Dios». En este sentido, el cardenal destaca cómo la diplomacia es «uno de los ámbitos más exigentes y sensibles de la caridad pastoral», ya que exige «transmitir fielmente los principios del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia dentro de las estructuras y relaciones entre los Estados y los pueblos que los habitan».
En este sentido, el arzobispo tanzano dejó un ejemplo de «caridad» y demostró «la conducta ejemplar» esencial para la «delicada misión» del representante papal, comenta Parolin. Añade que el grito del Espíritu, «¡Abba! ¡Padre!», descrito en la carta de san Pablo a los Romanos, «ciertamente encontró» en el corazón de monseñor Rugambwa «una resonancia grande y poderosa, hasta el punto de llenar toda su vida y desbordarse en sus relaciones» con todas las personas que conoció.
Finalmente, el cardenal destacó cómo, incluso al borde de la muerte, el Nuncio Rugambwa fue un modelo de fe y caridad. Afrontó su enfermedad como una oportunidad para abandonarse a la voluntad del Señor y para edificar al pueblo de Dios, especialmente a quienes lo asistieron y siguieron fielmente hasta el final de su vida terrena. Ofreció su sufrimiento en unión con Cristo por la salvación de sus hermanos en esta última contribución a la santificación de la Iglesia.
[ Photo Embed: El funeral del arzobispo Novatus Rugambwa]
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