Cardenal Koch: Monseñor Mourad es un hombre de reconciliación
Wojciech Rogacin – Ciudad del Vaticano
Una condecoración otorgada "en reconocimiento a los méritos de su vida, su testimonio de fe, amor cristiano, diálogo interreligioso y compromiso con la paz y la reconciliación".
Con estas palabras, el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la promoción de la Unidad de los cristianos, explicó la motivación que llevó a la fundación que lleva el nombre del Papa Wojtyla a otorgar la edición 2025 del "Premio San Juan Pablo II" a monseñor Jacques Mourad, metropolitano siro-católico de Homs.
La ceremonia
La ceremonia tuvo lugar el 18 de octubre, en la Sala Regia del Palacio Apostólico, ante la presencia del cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria, y del cardenal James Harvey, arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros. Estuvieron acompañados por varios dignatarios, entre ellos la ex primera ministra polaca Hanna Suchocka, así como representantes del cuerpo diplomático y del clero. El arzobispo Mourad recibió el Premio de manos del padre Paweł Ptasznik, presidente de la Fundación Vaticana Juan Pablo II, entidad que otorga el galardón, creado para promover el conocimiento del pensamiento y la obra de San Juan Pablo II y su influencia en la vida de la Iglesia.
Vivir entre personas diversas como hermanos
El cardenal Koch agradeció al arzobispo Mourad su testimonio de vida y fe y recordó las palabras de Juan Pablo II sobre la centralidad del diálogo ecuménico – que la Iglesia debe respirar con dos pulmones, uno oriental y otro occidental – una convicción que ha caracterizado y sigue caracterizando el ministerio del arzobispo Mourad, quien, secuestrado y torturado durante meses por terroristas del ISIS, no renunció a su fe y posteriormente se convirtió en un apóstol de la reconciliación.
Andrea Riccardi, historiador y fundador de la Comunidad de San Egidio, también destacó esta cualidad única del metropolitano siro-católico de Homs, concluyendo que el deseo del prelado de "vivir juntos entre personas diversas como hermanos" debería ser un mensaje para todos.
El diálogo no es una opción
Por su parte, el ganador definió el Premio como un reconocimiento a la labor espiritual, social e intelectual que la Iglesia en Siria ha realizado en todas sus estructuras. “Es la Iglesia – afirmó – la que ha librado una noble batalla durante estos difíciles años en todo el territorio de Siria, y hoy, especialmente en Siria, estamos llamados, cristianos y musulmanes, a reconocer y desarrollar los lazos que nos unen”.
Por eso, añadió Monseñor Mourad, “lo digo con convicción: la investigación teológica y el diálogo interreligioso e intercultural no son una opción, sino una necesidad vital de nuestro tiempo, especialmente para nuestro país, Siria, desgarrado por la guerra”. Lo que más necesita su país – concluyó agradeciendo a León XIV y a su comunidad monástica de Mar Moussa – es solidaridad, “ayuda para avanzar con gran fuerza hacia la reconciliación y la democracia”.
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