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Maximino Caballero Ledo, Prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos Maximino Caballero Ledo, Prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos

Caballero: señales positivas para las finanzas de la Santa Sede

El Prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos detalla el documento publicado hoy, que destaca "un progreso significativo en la consolidación de la situación económica de la Santa Sede". "La sostenibilidad financiera no es solo un objetivo posible", afirma, "sino una condición necesaria para garantizar la continuidad de la misión".

Vatican News

El Prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos, Maximino Caballero Ledo, habla de una dirección positiva y señales alentadoras en sus comentarios a los medios vaticanos sobre el Balance de la Santa Sede para 2024, publicado hoy, 26 de noviembre. Explica el origen de esta "dinámica favorable" y, al mismo tiempo, llama a la prudencia, el realismo y la continuidad para consolidar este significativo progreso. "No se trata solo de mantener un presupuesto equilibrado", enfatiza, "sino de fortalecer la capacidad de la Santa Sede para optimizar cada contribución recibida", haciendo así que el servicio a la misión de la Iglesia universal sea "más sólido y sostenible".

En 2024, el déficit del balance de la Santa Sede se redujo prácticamente a la mitad, pasando de 83 millones de euros a 44 millones. ¿Podría explicar con más detalle cómo se logró esta mejora?

La mejora registrada en 2024, con la reducción del déficit operativo estructural de 83,5 millones de euros a 44,4 millones, representa un avance significativo en la consolidación de la situación económica de la Santa Sede. Este resultado se debió al aumento general de los ingresos, que ascendieron a casi 79 millones de euros en comparación con el año anterior. El aumento se atribuye al crecimiento de las donaciones, los resultados positivos de las actividades hospitalarias y los avances en la gestión inmobiliaria y comercial.

Estas tendencias favorables, combinadas con un prudente control de gastos y un compromiso constante con la mejora de la eficiencia operativa, han permitido contener sustancialmente el déficit y apuntan a una dirección alentadora.

A pesar de la significativa mejora lograda, se mantiene un déficit operativo de 44,4 millones de euros. Por lo tanto, continuamos con determinación el camino hacia la plena sostenibilidad financiera, transformando este desafío en una oportunidad de consolidación y crecimiento, que debe afrontarse con continuidad, realismo y disciplina, manteniendo un equilibrio entre el compromiso misionero y la gestión responsable de los recursos.

Analicemos las donaciones, que han aumentado significativamente. En una entrevista con Elise Allen, el Papa León declaró: «Se hacen muchas declaraciones sobre la situación financiera del Vaticano. No es la crisis que se nos ha hecho creer... Seguiremos trabajando en ello. La reforma que Francisco inició, con algunas decisiones muy importantes, sin duda ha mejorado en comparación con hace diez años, pero esto debe continuar». Invirtiendo la narrativa, ¿podemos decir que el presupuesto de este año parece demostrar cómo la misión de la Santa Sede se ha vuelto más sostenible, con ingresos cada vez más orientados a maximizar la transformación de los recursos financieros en valor social y el impacto efectivo de la misión apostólica?

La tendencia de las donaciones en 2024 es una señal alentadora. Tras años de desaceleración, el crecimiento de las contribuciones ofrece esperanza para una renovada participación de los fieles y las Iglesias locales en la misión de la Santa Sede. Se trata de un avance positivo que sugiere un clima de mayor confianza, reconociendo que estas dinámicas pueden cambiar con el tiempo y siempre requieren prudencia y realismo en su interpretación.

Un análisis de los gastos confirma, como viene ocurriendo desde hace años, que la gran mayoría de los recursos se destinan directamente a actividades apostólicas. Esta estructura presupuestaria estable refleja la coherencia entre las prioridades de la misión y las decisiones financieras que permiten su implementación, potenciando las iniciativas pastorales y apoyando a las comunidades eclesiales más vulnerables. Sin duda, se trata de un avance positivo que nos anima a continuar por este camino, con continuidad, equilibrio y una gestión siempre cuidadosa de los recursos disponibles.

Como se señala en el informe, la gestión financiera fue particularmente positiva, generando resultados positivos por 46 millones de euros. ¿Cree que se puede lograr más y mejor, dejando de lado el enfoque de limitarse a la reducción de gastos y centrándose más en las donaciones, la captación de fondos, las inversiones y el desarrollo de activos?

Los resultados financieros de 2024 contribuyeron significativamente a mejorar el panorama económico general, permitiéndonos cerrar el año con un pequeño superávit. Este fue un activo valioso, que nos ayudó a afrontar un contexto aún marcado por importantes presiones y brindó un apoyo concreto a las actividades relacionadas con la misión de la Santa Sede.

Cabe recordar que parte de estos resultados proviene de operaciones extraordinarias relacionadas con la reasignación de la cartera de acuerdo con la nueva política de inversión y las recomendaciones del Comité de Inversiones. Este fue un paso necesario para que la gestión fuera más coherente con los criterios establecidos, pero las plusvalías generadas en esta fase no pueden replicarse con la misma intensidad en años posteriores y reflejan la volatilidad natural de la actividad financiera.

Por ello, junto con una gestión prudente del gasto, es fundamental seguir trabajando en los ingresos: desde las donaciones hasta la captación de fondos, desde la valorización de activos hasta la gestión de inversiones, de acuerdo con los criterios establecidos. El objetivo no es contraponer ambas dimensiones, sino consolidar los avances logrados y fortalecer gradualmente una base económica más estable. Este proceso requiere continuidad y realismo, para que los recursos disponibles puedan apoyar de forma eficaz y responsable las actividades de la Santa Sede.

El presupuesto de este año muestra un avance decididamente positivo. ¿Es alcanzable la plena sostenibilidad financiera?

El resultado de 2024, con un superávit global de 1,6 millones de euros y una recuperación tan significativa respecto al año anterior, es sin duda una señal muy positiva. Indica que la dirección tomada es alentadora, especialmente gracias a la reducción del déficit operativo estructural. Ahora se trata de consolidar los avances a lo largo del tiempo, ya que, como ya se ha indicado, parte de esta mejora proviene de elementos no recurrentes. Además, la sostenibilidad financiera no es solo un objetivo posible, sino una condición necesaria para garantizar la continuidad de la misión de la Santa Sede. La labor apostólica es, por su propia naturaleza, amplia y dinámica, y por lo tanto requiere una base económica estable.

Por ello, debemos seguir trabajando por una redistribución cuidadosa y equilibrada de los recursos, garantizando que se asignen cada vez más eficazmente a las prioridades misioneras. No se trata simplemente de mantener un presupuesto equilibrado, sino de fortalecer la capacidad de la Santa Sede para optimizar cada contribución recibida, haciendo más sólida y sostenible su presencia al servicio de la Iglesia universal.

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26 noviembre 2025, 12:57