Parolin inauguró el Centro de Rehabilitación “Juan Pablo I”
Daniele Piccini – Roma
Así lo ha afirmado la tarde del 11 de noviembre, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y presidente de la Fundación Vaticana Juan Pablo I, en la ceremonia de inauguración del nuevo Centro Ambulatorio de Rehabilitación Juan Pablo I, en la calle Francesco Antolisei 19, en el barrio de La Romanina, al sureste de Roma.
El cardenal llegó hacia las 17:10 y fue recibido por, al menos, doscientas personas, el personal del ambulatorio y las autoridades civiles.
La caridad sonriente
La breve ceremonia de inauguración tuvo lugar en la entrada del Centro, donde quienes entran son inmediatamente recibidos por una placa luminosa con el nombre de Juan Pablo I. Y el Pontífice veneciano fue inmediatamente recordado por Parolin con estas palabras:
Acoger, escuchar, acompañar
Comentando el pasaje del Evangelio leído por un niño, el cardenal invitó a “todos los que trabajarán en este Centro a inspirarse continuamente en la figura de este gran Papa que ha dejado una huella indeleble en la historia de la Iglesia a pesar de su breve pontificado”.
Por último, el cardenal exhortó al personal del Centro a “saber vivir la caridad con el espíritu con el que él la vivió, con una sonrisa. Sobre todo, al acoger, escuchar y acompañar”. Entre los aplausos de los cientos de personas presentes, Parolin roció la placa situada a la entrada con agua bendita y, acompañado por el personal y los directivos, visitó las instalaciones, saludando uno por uno a los miembros del equipo sanitario.
El Centro, gestionado por la Cooperativa Social Medihospes, miembro del Consorcio La Cascina, será una estructura que ofrecerá servicios médicos altamente especializados en el cuidado de niños y adultos con trastornos cognitivos y de conducta, discapacidades físicas, sensoriales y psíquicas. El Centro médico no se centrará únicamente en la dimensión médica, sino que se ocupará de manera holística de los pacientes y sus familias.
El regalo de una reliquia del Papa Luciani
Al término de la bendición, la postuladora de la Causa de Canonización, Stefania Falasca, junto con el cardenal Parolin, hicieron donación al Centro de Rehabilitación de una reliquia ex indumentis del beato Juan Pablo I.
“La reliquia – explicó la postuladora – proviene de la camisa de dormir que Juan Pablo I usó durante su breve pontificado. Llegó a la postulación a través de su nieta Lina Petri, hija de Antonia, hermana del beato, a quien se la entregó tras la muerte del Pontífice la hermana Vicenza Taffarel, que había prestado servicio en el apartamento papal durante los pocos días de su pontificado”.
La reliquia, con la cera lacada del Sacrarium Apostolicum y la autenticación del maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, el arzobispo monseñor Diego Ravelli, fue entregada al sacerdote responsable que la custodiará, para su veneración, en una vitrina especial en el Centro dedicado al beato Juan Pablo I.
Un Centro de acogida y felicidad
Marco Vincenzi, delegado del alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, ha definido el nuevo Centro Ambulatorio de Rehabilitación Juan Pablo I como “un útil centro de futuro y de derecho a la felicidad, en un lugar donde el Jubileo ha desempeñado un papel importante”.
Según el presidente del Consejo de la Región del Lacio, Antonello Aurigemma, el Centro “no sólo será un lugar de rehabilitación, sino también de escucha y acogida: siempre es la persona la que debe estar en el centro de la atención, no la enfermedad”.
Un enfoque holístico
En la inauguración también estuvo presente el equipo de neurólogos, psicólogos, neuropsiquiatras infantiles, logopedas y terapeutas de neuro-psicomotricidad evolutiva, coordinado por la doctora Daniela Di Venanzio.
Los médicos dispondrán de un espacio de 256 metros cuadrados, con nueve consultorios, un gimnasio para tratamientos ambulatorios y de rehabilitación destinados a pacientes autistas o con trastornos específicos del aprendizaje, discapacidades cognitivo-conductuales y discapacidades complejas (sensoriales, motoras) y para patologías neurodegenerativas.
El Centro de Rehabilitación Juan Pablo I, además de ofrecer sesiones de psicoterapia individual, rehabilitación cognitiva y motora, apoyo parental y consultas especializadas integradas, podrá intervenir rápidamente, haciéndose cargo de cada caso clínico de forma inmediata y ofreciendo las primeras consultas de forma gratuita.
La filosofía del centro es utilizar un enfoque personalizado, centrarse en la relación entre el asistido y la familia, garantizar una terapia a largo plazo e integrar los cuidados con la escuela y los servicios sociales ya presentes en el territorio.
Aumentan los diagnósticos de autismo
La Cooperativa Social, miembro del Consorcio La Cascina, ha publicado sus datos estadísticos más recientes sobre los trastornos del desarrollo neurológico en Italia y, más concretamente, en Roma.
Los diagnósticos más precisos y una mayor sensibilidad de las familias y las escuelas hacia las formas de autismo o los trastornos del comportamiento y del aprendizaje han contribuido a aumentar la utilización de los servicios de Medihospes en un 20% en los últimos cinco años.
Además, en los últimos años, uno de cada 77 niños ha recibido un diagnóstico de trastorno del espectro autista. En la región del Lacio hay 118 centros activos con tiempos de espera bastante largos, dificultades de acceso y de continuidad terapéutica. Un panorama en el que el nuevo Centro de Rehabilitación Juan Pablo I podrá aportar una importante contribución, especialmente en la zona muy poblada del sureste de Roma.
El Papa Luciani, primer donante del Centro
“Decidimos dedicar el Centro médico a la memoria de Juan Pablo I porque nuestra historia está íntimamente ligada a este papa”, explica Emilio Rossier Fusco, administrador delegado del Consorcio La Cascina.
“En 1978, nuestra aventura de servicio comenzó gracias a una importante donación: un cheque de 70.000 liras del entonces cardenal Albino Luciani, patriarca de Venecia, que ese mismo año fue elegido Pontífice con el nombre de Juan Pablo I. El Papa Luciani, hoy beato, informado por su sobrina Lina Petri, entonces estudiante de medicina en la Universidad Católica de Roma, quiso expresar su plena solidaridad con la labor social realizada por el grupo de jóvenes universitarios”.
“Trabajamos para que el Centro mantenga la atención en las necesidades de las personas – dijo Luigi Grimaldi, director de Desarrollo para la Medihospes – que acudirán a nosotros con confianza, creando mejores condiciones de vida para los asistidos y sus familias”.
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