Michael Bublé: “Mi alegría es una conexión espiritual con el público"

Felipe Herrera-Espaliat, Ciudad del Vaticano

Acompañado de su esposa y de sus padres, la mañana de este viernes 5 de diciembre Michael Bublé conoció personalmente al Papa León XIV. Se trató de un encuentro profundo y cálido que, según el cantante y actor canadiense, es sin lugar a dudas, uno de los momentos más importantes de su vida. Así lo explicó en un encuentro con la prensa, durante el que dio detalles de la presentación que hará mañana a las 17.30 horas en el Aula Pablo VI del Vaticano. Se trata del “Concierto con los pobres”, un espectáculo en el que su público principal serán personas en situación de fragilidad social extrema, y a los que espera deleitar con un nutrido repertorio musical. Posteriormente, el artista recibió en privado a Vatican News – Radio Vaticana.

Señor Bublé, usted ha declarado públicamente en numerosas ocasiones que su fe es su mayor fortaleza y su mayor tesoro en la vida, especialmente en los momentos difíciles. ¿Cómo vive esa fe ahora que se prepara para servir con su música a los más pobres entre los pobres?

Servir es un honor, y me siento muy afortunado de que la fe siempre haya formado parte de mi vida. Así es como nos educaron. Y, obviamente, ha sido muy importante en toda mi vida. Además, tuve la gran suerte de conocer a mi mujer, que tenía los mismos valores y el mismo tipo de vida basada en la fe. Yo estoy lejos de ser perfecto, pero siento que es una parte hermosa de mi vida. Y, cuando sirves, hay algo hermoso en saber que eres parte de la difusión de la fe.

Vivir una vida construida sobre la fe es algo por lo que me siento muy afortunado, especialmente en un negocio tan volátil como el mío, ya que se sustenta tanto en el ego. Creo que siempre es bueno tener tu centro ahí y poner tu fe ahí. E incluso para protegerte de alguna manera, cuando no puedes controlar las cosas. A veces es una sensación de mucha seguridad saber que pones tu fe en Dios y que hay un plan. Y por muy difícil que sea de entender, siempre sabes que hay una razón por la que estás donde estás. Y yo hago todo lo posible por dar lo mejor de mí.

Tengo cuatro hijos, y espero de todo corazón que algún día ellos elijan esto. No creo que la fe sea algo que se pueda imponer a alguien, así que, en algún momento, mis hijos tendrán la edad suficiente para comprenderlo y podrán tomar esa decisión por sí mismos. Y espero que tomen la misma que yo.

¿Es este espectáculo del “Concierto con los pobres”, tal vez, una forma de enseñarles lo más importante en la vida, es decir, el servicio a los demás?

Bueno, en parte creo que este espectáculo sí lo es. Venir aquí y dar un concierto con los pobres es solo otro ejemplo de cómo hay que ser. Hablo mucho con mis hijos, y siempre intento enseñarles diferentes lecciones a través de parábolas. A veces vamos por la calle y vemos a alguien sin hogar, y les explico: «Miren a esa persona, está en la calle, no tiene hogar y está perdida». Y les digo: «¿Les lavarían los pies?». Y mis hijos responden: «No, claro que no». Y yo les digo: «Bueno, imaginen que ustedes no les lavan los pies, pero Jesús, el Rey de reyes sí lo hace, el Rey de los pobres». ¡Qué humilde!

¿Cómo se está preparando para conectar con su público mañana?

La primera oportunidad que tendré para conectar con ellos será desde el escenario. Y es la misma forma en la que conecto con todos los públicos. Mi alegría es una conexión, una conexión verdadera, una conexión espiritual con el público. Son almas hermosas. Y cada noche, antes de salir al escenario, justo antes de que se abra el telón, digo lo mismo: «Gracias, Dios, por darme y bendecirme con la capacidad de conectar con estas almas hermosas». Y cuando lo digo, se me pone la piel de gallina.

¿Sintió esa piel de gallina esta mañana al encontrarse con al Santo Padre?

Esta mañana, cuando conocí al Santo Padre, no fue piel de gallina, fue más que eso. Fue más profundo. Fue ¡no puedo creerlo! Y ni siquiera tanto por mí, sino por mirar a mi esposa, a la que le presenté. Y él fue muy cálido y le preguntó de inmediato: «¿Eres de Argentina?». Y yo me sentí muy orgulloso. Miré a mi mamá y a mi papá, y ellos solo me hacían señas con la cabeza pensando: «Vaya, nuestro hijo está aquí, y esta es una mañana increíble».