Parolin se reúne con parlamentarios católicos italianos
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
“Si Cristo naciera mil y diez mil veces en Belén, de nada te serviría si no nace al menos una vez en tu corazón”. El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en su felicitación navideña a unos 400 parlamentarios católicos italianos, tomó prestada esta frase del místico alemán del siglo XVII, Angelus Silesius. Pocas palabras, pero cargadas de significado, que ayudan a volver a la esencia del acontecimiento de la venida de Cristo al mundo. “No es una celebración, ni una conmemoración histórica”, y mucho menos una festividad caracterizada por “esas tendencias consumistas que parecen prevalecer”, sino “una invitación al presente” para “redescubrir las verdaderas razones de la fraternidad y el bien supremo de la paz”, dijo Parolin durante el encuentro, organizado por segundo año consecutivo por Maurizio Lupi, líder de “Noi Moderati”, con representantes del Parlamento, junto a sus colaboradores y algunos familiares, recibidos entre las bóvedas impregnadas del genio de Miguel Ángel (inmediatamente inmortalizado con los teléfonos inteligentes por todos los presentes). “Algunos la han llamado (la Capilla Sixtina) el centro de votación más bello del mundo, la cabina de votación más artística”, bromeó el cardenal en su intervención, tras los saludos de Lupi y de los presidentes del Senado, Ignazio La Russa, y de la Cámara de Diputados, Lorenzo Fontana.
Un momento de reflexión
“Es maravilloso reunirnos juntos, con representantes de ambas cámaras del Parlamento, en este marco único e incomparable, donde se han producido acontecimientos particularmente notables este año”, comenzó diciendo el cardenal. Un “entorno inspirador” para un “momento de fraternidad y amistad”, pero sobre todo “de reflexión”. Una reflexión sobre la Navidad y también sobre este tiempo de Adviento, próximo a su conclusión, que nos invita a “hacer un espacio de silencio en nuestro interior, en nuestra mente y en nuestro corazón, para comprender lo que es esencial en la vida, lo que es importante, lo que debemos hacer”.
Una “presencia” necesaria
“¿Qué debemos hacer?”. Esta es precisamente la pregunta que muchos se hacen, empezando por los políticos, afirmó el cardenal, quien dijo: “No es fácil dar una respuesta a la situación en la que nos encontramos”. “Una situación internacional difícil", como dijo Fontana anteriormente, con “vientos de guerra que siguen soplando”, coincidió La Russa. En este complejo contexto, “la Navidad debe servir para reafirmar la centralidad de nuestras vidas: Cristo”, enfatizó el secretario de Estado, quien citó extensos fragmentos de la carta pastoral que el entonces cardenal Montini dirigió a la Arquidiócesis de Milán en 1955. “Te necesitamos, Cristo”, escribió el futuro Pablo VI. “Necesitamos al Señor”, reiteró Parolin. “No sé hasta qué punto estamos convencidos de esto. Quizás pensamos que con nuestro ingenio, nuestros medios y nuestras capacidades podemos resolver todos o la mayoría de los problemas; nuestra experiencia nos dice lo contrario”.
Una transformación interior
El purpurado invitó a sentir “que esta presencia es necesaria en nuestra vida personal, social y comunitaria”. Acojamos, añadió, a “aquel que ha venido”, “que vendrá, porque el Adviento es el tiempo en el que se vive el sentido del regreso del Señor, porque todos morimos y todos debemos presentarnos ante el tribunal de Dios”, a aquel “que sigue viniendo a nuestras vidas”. “Debemos hacerle espacio, preparando el pesebre en nuestro interior, no solo el exterior -una hermosa tradición que debemos preservar-, sino sobre todo en nuestro interior... La Navidad es un acontecimiento que debe transformarnos interiormente; de lo contrario, su significado se desvanece, a pesar de las celebraciones externas”, remarcó el secretario de Estado.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí