Parolin: juntos por un Mozambique más humano y solidario
Lorena Leonardi – Ciudad del Vaticano
Un «vínculo especial de cooperación», no basado en «intereses políticos o temporales», sino fundado en la colaboración en ámbitos relacionados con «la dignidad de la persona, sus derechos inalienables, su desarrollo integral, la libertad religiosa, la defensa de la paz, la promoción de la justicia y el cuidado de nuestra casa común, la Tierra».
Este es el vínculo que une a la Santa Sede y Mozambique, según el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, quien así se expresó el viernes 5 de diciembre en la Nunciatura Apostólica de Maputo, interviniendo en la ceremonia conmemorativa con el presidente de la República, Daniel Chapo, por el 30º aniversario de las relaciones diplomáticas entre los dos países.
Un encuentro en nombre de la humanidad
El cardenal, de visita en el país africano hasta el miércoles 10 de diciembre, destacó la longevidad de las relaciones como testimonio del reconocimiento, por parte de Mozambique, de la «dimensión religiosa y moral de los problemas humanos»: de este modo, los dos Estados «pueden y, más aún, deben encontrarse en nombre de la humanidad» que, aclaró, «debe ser considerada en su integridad, en toda la plenitud y riqueza multiforme de su existencia espiritual y material».
Como prueba de la «amistad» y la «cercanía» entre la Santa Sede y la República de Mozambique —que este año celebra también el 50º aniversario de su independencia—, Parolin recordó las visitas de San Juan Pablo II y el Papa Francisco al país, respectivamente en 1988 y 2019, y las múltiples ocasiones de encuentro en el Vaticano con diferentes presidentes.
La esperanza después de la tormenta
Al igual que el mundo entero, «también Mozambique desea la paz», dijo el secretario de Estado, evocando el «grave conflicto, marcado por la violencia y la muerte», en el que se precipitó el país africano el año pasado tras las elecciones: en aquellos tiempos «difíciles y tensos», los obispos católicos del país invitaron «a no ceder a la tentación del enfrentamiento y la violencia», y el cardenal , exhortó a los católicos y a las personas de buena voluntad «a dedicar cada día un tiempo de oración por la paz».
Desde entonces, prosiguió el cardenal, Mozambique «se ha abierto a la esperanza» con el compromiso político de alcanzar acuerdos para la revisión constitucional y la reforma de varios aspectos del sistema de gobierno, con el fin de favorecer la transparencia y la lucha contra la corrupción. «Una gran oportunidad que no se puede desperdiciar», añadió, advirtiendo que la historia enseña que «la clave para una estabilidad política y social sana es saber anticiparse y responder a las necesidades de la sociedad mediante reformas graduales que mejoren la vida de las personas».
Escuchar la voz de todos
Con el objetivo de «evitar revoluciones mediante reformas», Parolin aclaró que es «necesario escuchar la voz de todos los mozambiqueños», en particular «los jóvenes, las mujeres, los pobres y los desfavorecidos». En relación con este diálogo inclusivo, señaló que los obispos del país han publicado un folleto para la participación activa, consciente y responsable en el proceso de cambio para la construcción de una sociedad «más justa, honesta y humana».
El cardenal se detuvo luego en la provincia de Cabo Delgado, «víctima de la inseguridad, la violencia y el terrorismo, que siguen causando muertes y miles de desplazados», y en el sufrimiento de estas personas por las que el Papa ha hecho llamamientos, invitando a los responsables del país «a restablecer la seguridad y la paz en ese territorio».
Una convivencia armoniosa
Ante un conflicto con causas «múltiples y complejas», no podemos olvidar «el componente religioso», que según Parolin «lamentablemente hoy se instrumentaliza de forma abusiva». De hecho, desde hace siglos, las diferentes religiones, «especialmente el cristianismo y el islam, conviven en Mozambique en paz, armonía y respeto mutuo», reiteró, destacando que el radicalismo religioso y el terrorismo «no forman parte del alma mozambiqueña».
En medio de esta dolorosa situación, el Secretario de Estado se mostró admirado por los esfuerzos realizados por personas e instituciones «para ayudar a las poblaciones desplazadas que viven en situaciones precarias y vulnerables, en particular los niños, los ancianos y las mujeres».
Por la plena aplicación del Acuerdo de 2011
Parolin se refirió al «Acuerdo sobre Principios y Disposiciones Jurídicas», firmado en Maputo en 2011 para regular y fomentar una «colaboración sana» entre el Estado mozambiqueño y la Iglesia católica, «respetando la independencia y la autonomía de cada parte». Tras catorce años de vigencia, «todos deseamos avanzar aún más en la plena aplicación del Acuerdo», declaró el cardenal, «con el objetivo de facilitar el servicio que las diócesis, los institutos religiosos y los misioneros ofrecen con generosidad y amor cristiano al pueblo mozambiqueño, en particular a los más pobres, los niños, los ancianos, los enfermos y los marginados».
Para concluir, Parolin transmitió los saludos y la bendición del Papa, que «lleva a Mozambique en su corazón»; y, por último, el deseo, ante la proximidad de la Navidad, de trabajar juntos para dejar a los niños en herencia «un mundo mejor» y un Mozambique «más humano y solidario, más próspero y fraterno, en un futuro de paz».
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí