La Comisión Pontificia para la Protección de Menores celebró su taller en Asís, durante la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) La Comisión Pontificia para la Protección de Menores celebró su taller en Asís, durante la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) 

Abusos. Arzobispo Verny: Sigamos por el camino de la verdad

Ofrecer respuestas profesionales de forma conjunta y visibilizar con transparencia las deficiencias en los sistemas de protección infantil para que la Iglesia sea un lugar seguro para todos: esta fue la declaración del presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores ante los obispos italianos reunidos en Asís para la Asamblea General.

Cecilia Seppia – Ciudad del Vaticano

El arzobispo Thibault Verny, presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, fue el primero en intervenir en la segunda jornada, ayer, martes 18 de noviembre, de la 81ª Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que se celebra en Asís, coincidiendo con la Jornada Nacional de Oración por las Víctimas y Sobrevivientes de Abusos. El arzobispo francés recordó de inmediato la reciente publicación del Informe Anual, que —como él mismo señaló— «ha dado lugar a malentendidos en algunos ámbitos eclesiales», comenzando por la Conferencia Episcopal Italiana.

En el mismo camino contra los abusos

Verny reflexiona sobre la importancia del camino recorrido con la Iglesia de Italia y recuerda la «Iniciativa Memorare», el acuerdo firmado entre ambas entidades hace tres años. Este acuerdo marcó el inicio de una fructífera colaboración, una suerte de laboratorio para el diálogo y la acción que ha tenido efectos positivos en Iglesias de cuatro continentes.

«Mediante este acuerdo», afirma, «junto con ustedes, estamos ayudando a las comunidades eclesiales a prevenir el abuso, proteger a las personas en riesgo e intervenir con competencia y compasión cuando surgen situaciones de abuso, dondequiera que ocurran. Como en toda colaboración viva, no faltan los malentendidos y los desacuerdos. Sin embargo, es precisamente en tales circunstancias cuando estamos llamados a trabajar juntos con prudencia y transparencia, en un diálogo de escucha sincera y aprendizaje mutuo. Nos proponemos continuar por este camino, compartiendo su compromiso y sus procedimientos de protección con un número cada vez mayor de Iglesias en todo el mundo».

La transparencia fortalece la credibilidad de la Iglesia.

El punto crucial que destaca Monseñor Verny es precisamente la necesidad de «señalar con transparencia las deficiencias en los sistemas de protección y ofrecer respuestas profesionales», ya que este enfoque fortalece la credibilidad de la Iglesia y la convierte en un lugar seguro para todos: familias, jóvenes y niños. «Ante el escándalo de abuso sexual, nadie puede afirmar estar actuando a la perfección. Creo que todos estamos intentando hacer lo mejor posible, minimizando el daño», subraya el prelado. Está convencido de que no existe una solución única, pero un buen punto de partida es mirar al pasado con valentía, reconocer la realidad de la situación y construir un futuro que incluya la prevención en las instituciones eclesiásticas, las escuelas y las familias.

Mirando al presente

Ante los obispos reunidos en la Casa de San Francisco, Monseñor Verny compartió un testimonio personal sobre un encuentro muy doloroso con un grupo de víctimas y sobrevivientes. Todos eran adultos, pero habían sufrido abusos en su infancia por parte de miembros de la Iglesia en Bélgica: «Había una silla vacía entre dos personas del grupo; la señora que estaba junto a ella explicó que era por su hermano, también víctima de abuso, que se había quitado la vida. Esa silla lo representaba a él y a los incontables que han tomado la misma decisión a causa del abuso sufrido. La silla vacía también estuvo presente en su encuentro con el Papa León XIV. En todo lo que hacemos, debemos mirar hacia esa silla vacía: mirar al presente, a través de grupos de escucha, reconocer y acompañar a las víctimas y sobrevivientes, acoger sus palabras, por difíciles que sean».

No solo datos

Monseñor Ali Herrera, secretario de la Comisión, se refirió al proceso de elaboración del Informe Anual (publicado el 16 de octubre de este año, pero que abarca el año 2024) y a las contribuciones de 18 conferencias episcopales y dos congregaciones religiosas. La recopilación de datos precede a una fase de diálogo y, posteriormente, a la redacción del documento final, que se presenta al Santo Padre. «El proceso de elaboración del Informe Anual», explicó Herrera, «no se limita a la recopilación de datos numéricos, sino que implica un apoyo continuo, sello distintivo de nuestra metodología».

Este es un momento crucial para el debate, por lo que el secretario de la Comisión agradece sinceramente a los obispos italianos que optaron por participar. Su disponibilidad, señala, «nos ha permitido recibir valiosas aportaciones, ricas en reflexiones y experiencias, que también han enriquecido a la propia Comisión. Si, en algún caso, lo que usted compartió se ha percibido como distorsionado o transmitido de forma inexacta, deseo expresar nuestro sincero pesar. Nuestra intención es, y sigue siendo, servir a la verdad con sensibilidad, por respeto a quienes, con valentía y honestidad, han accedido a dialogar».

No hay competencia basada en números.

Como en todo proceso científico, la investigación es un punto de partida, no un juicio. Al optar por la transparencia y la rendición de cuentas, «la Iglesia también se expone a interpretaciones que no siempre captan la complejidad y el esfuerzo del proceso». Sin embargo, el arzobispo Herrera sostiene: «Es un riesgo que vale la pena correr, porque solo una Iglesia que habla con sinceridad puede ser creíble. Lo importante es que este proceso no se convierta en una competencia basada en cifras, sino en un proceso de crecimiento compartido en el que la investigación, la verificación y el apoyo se orienten a un único objetivo: generar confianza. Solo la verdad, incluso cuando duele, puede convertirse en el fundamento de la renovación, y esto requiere rigor e independencia. Por eso, el trabajo científico y documentado, como el que se inició conjuntamente en Italia, sigue siendo esencial».

Reconstruyendo la confianza en la Iglesia

En Italia, en cambio, la atención a la memoria y la prevención se ha traducido en iniciativas significativas, como el Día Internacional de la Protección de los Niños y Adolescentes contra la explotación y el abuso, que la Conferencia Episcopal Italiana celebra anualmente. Este Día fue recomendado encarecidamente por el Papa Francisco en 2016, durante un período histórico marcado por el miedo, señala Herrera, en el que muchas comunidades se mostraban reacias a reconocer la presencia de víctimas o supervivientes en su seno.

Asimismo, destaca la validez del camino que la Conferencia Episcopal Italiana ha trazado para los próximos años: «El Plan Quinquenal y el Programa Anual dibujan un horizonte rico y generoso, caracterizado por la competencia, el discernimiento y la visión». Finalmente, acogiendo incluso las críticas, el arzobispo Herrera subraya su deseo de continuar la misión de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores junto con la Conferencia Episcopal Italiana y de reconstruir la confianza mediante la formación, la transparencia y la oración.

Oración por las víctimas

Al final de la tarde de ayer,  en la Basílica de Santa Maria degli Angeli, se celebraron las Vísperas y oraciones por las víctimas y supervivientes de abusos, presididas por Monseñor Ivan Maffeis, Arzobispo de Perugia-Città della Pieve y obispo delegado del Servicio Regional para la Protección de Menores y Personas Vulnerables de la Conferencia Episcopal de Umbría.

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19 noviembre 2025, 10:05